Catorce victorias consecutivas (entre Supercopa, Liga y Euroliga). Se dice pronto. El Perfumerías Avenida sigue trazando jalones en una temporada con aroma histórico. El pasado sábado se enfrentaron los dos trasatlánticos de nuestro baloncesto femenino. Ambas llegaban invictas al choque: tanto el Perfumerías Avenida de Salamanca como el Ros Casares no habían hincado la rodilla ante ningún rival en la liga femenina. Las dos, con ocho triunfos en sus bolsillos. Pero ese equilibrio de excelencia se rompió este sábado por la tarde en el Pabellón Würzburg, cuyas 3.500 butacas se llenaron a reventar. No por casualidad, Salamanca ostenta la consideración de ciudad más enfebrecida del baloncesto femenino. El ambiente era ensordecedor. Las emociones, a flor de piel. Y las maniobras técnicas de primera surgían con abundancia. Los contraataques de Torrens, la magia de Little en la pintura, el acierto exterior de Snell, la intensidad de Souza, la facilidad penetradora de Fernández o la destreza anotadora de Douglas (25 puntos).

Como ya sabéis, Fiebre Baloncesto funciona a través de tres ejes: imaginación, reflexión y humor. No tenemos grandes medios, pero sí toneladas de ilusión y buenos amigos, generosos y motivados, que nos están ayudando a sacar la página adelante. De todos modos, no queremos quedarnos ahí y pretendemos que este recipiente siga creciendo, con diseños más atractivos, nuevas secciones…Y en un futuro a largo plazo, redactores cuyo trabajo reciba la merecida remuneración. Para conseguirlo, tenemos que encontrar vías de financiación. La primera, ya la conocéis, la tienda virtual que hemos abierto, donde podéis adquirir el producto fiebre que más os guste.

El talento para la heroicidad de San Emetrio se renueva cada vez con más épica. Sobre todo si enfrente tiene al vigente campeón de la Euroliga. Este sábado hizo trizas el buen partido que estaba haciendo el Regal Barcelona. Un último cuarto de antología a cargo del internacional cántabro dinamitó el encuentro. También merecen una mención sobresaliente en este octavo capítulo ACB las actuaciones de Caner-Medley, Ante Tomic, Carlos Suárez, Brad Oleson o Esteban Batista. Si hablamos de equipos, es subrayable la consistencia del Caja Laboral y el Real Madrid (ambas formaciones sólo han perdido un encuentro) y la pujanza en la zona media de la tabla de equipos como DKV, Fuenla y Unicaja, que ganaron sus choques para equipararse a Blancos Rueda Valladolid y Lagun Aro Bilbao en número de victorias (cinco), dentro de la clase media alta provisional de la liga.

A través de cinco ejes, relatamos las claves de la victoria del Baloncesto Fuenlabrada sobre el Baloncesto Granada (74-72). Fue un partido caracterizado por el intercambio de golpes, donde sobresalieron Estaban Batista, Nico Gianella, Gustavo Ayón y Jesús Fernández. Tanta igualdad desembocó en un final cardiaco; conoce de primera mano las claves que configuraron el quinto triunfo del séptimo mejor equipo de la competición, el Baloncesto Fuenlabrada, que rivaliza con Blancos Rueda Valladolid (cuarto, con el mismo número de triunfos) y Lagun Aro de Bilbao (sexto, también con cinco triunfos) como equipo revelación de este arranque liguero.

El baloncesto es un juego de sensaciones. El resultado puede decir una cosa y las estadísticas apuntar en una dirección. Pero casi más importante es palpar el ánimo de la gente que presencia el espectáculo (o el tedio, si hablamos en el peor de los casos). Luis Collantes nos explica la victoria de este domingo del Real Madrid ante el Blancos Rueda (87-82). Lo hace con buenas dosis de lucidez, humor y sentido común. Por el camino, traza una foto panorámica de cuáles son las asignaturas pendientes del cuadro merengue en este arranque de temporada.

Elgin Gay Baylor jugó ocho finales NBA a lo largo de sus 13 años como jugador profesional. No pudo convertir ninguno de esos tickets a la gloria en un anillo. Entre otras cosas, porque en su camino se cruzaron unos dominantes Celtics, que tiranizaron la liga más famosa del planeta durante la década de los sesenta y triunfaron en seis de esas finales. Baylor era un adelantado a su tiempo. Empleaba sus 1’96 centímetros para martirizar a su oponente en el poste bajo y era casi indefendible cuando tiraba en suspensión. Por si estas credenciales fueran pocas, reboteaba como un pívot (más de 13 capturas por velada a lo largo de su carrera profesional) y pasaba con bastante imaginación. De acuerdo, no logró emparentar su nombre con el éxito de los títulos, pero permanece en la memoria colectiva como la quintaesencia de jugador talentoso que nunca se cansa de reinventarse.

No todos son historias de superación y éxito en el mundo del baloncesto profesional. A veces suceden historias que quiebran el ánimo, trayectorias en las que el destino se ceba de manera cruel con el talento de un prometedor jugador. Algo así es lo que ha sucedido con Greg Oden, elegido por los Pórtland Trail Blazers en el número uno del draft de 2007, justo por delante de Kevin Durant, que hoy día se perfila como estrella de facto en el firmamento NBA. Oden lleva tres temporadas consecutivas luchando contra insidiosas lesiones en sus rodillas. Cuando esta completando la recuperación de su última lesión, Pórtland ha anunciado que tendrá que volver a pasar por el quirófano y que no va a poder debutar esta temporada. Fran Pérez nos relata la historia de Oden con precisión, un ejemplo muy similar y la piedad propia de un amante de este deporte.

En el baloncesto, como en la vida, hay dos formas de mirar las cosas. Una viendo el vaso medio vacío, o a veces casi vacío. Esto ultimo pensó el común de los aficionados merengues cuando este miércoles presenció el cuarto naufragio mayúsculo de la temporada (antes había sido, por distintos motivos, frente al Barça, el Olympiacos y el Meridiano Alicante). El equipo dirigido por Ettore Messina cayó de manera holgada ante el Charleroi (67-49), con el único resorte de Felipe Reyes, mejor jugador blanco de la velada con 12 puntos. Después del choque, el técnico italiano dijo aquello de que “los jugadores tienen que empezar a asumir su responsabilidad”. Tribulaciones merengues al margen, un aficionado (a la vida en esta caso) siempre puede esquinar asuntos estrictamente forofos y-o profesionales y disfrutar (o renegar) de la ciudad que le toca visitar. CS Blas lo hace con una mezcla de ironía y simpatía que acaba contagiando cierto cariño hacia la urbe retratada. En este caso, entran unas ganas tremendas de disfrutar de uno de esos bombones de los que habla Charlie. Ñam.