4 razones para amar a Lebron

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Lebron James es un regalo para el deporte del baloncesto. Optimiza sus 2’03 para desplegar un espectáculo de fuerza, velocidad y fundamentos técnicos en la pista, donde es muy complicado de defender. Cualidades que transfieren  la impresión de que estamos ante un jugador directamente trasplantado del futuro. Asimismo, ha ido evolucionando en diferentes facetas de su juego, tanto en el plano estadístico (llamativos sus progresos en puntos y asistencias), como en la comprensión global del  juego. Además, existen otras facetas menos conocidas de su faceta personal que permiten sentir simpatía por este enviado de la gloria.

  

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4 razones para amar a Lebron

Pedro Fernaud

13.julio.2011
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Puntos, versatilidad en cancha y filantropía fuera de ella definen lo mejor de la personalidad de LeBron James. Fuente de foto: veobasket.com


1-Cuerpo de tractor, alma de jugador integral. Menos de pívot, LeBron puede jugar de todo en este deporte. Fuerte como una roca tallada, derrocha depurados fundamentos técnicos (fintas, bote, pases y últimamente hasta tiro de larga distancia) para llevar el baloncesto a otra velocidad gracias a sus extraordinarias condiciones físicas (2’03 y 109 kilos de músculos cincelados hasta decir culturista). Construye decentemente el juego como base, aunque casi es más determinante como escolta (imparable cuando penetra), alero o ala pivot postizo( en un momento dado, funciona en esa posición para sacar fuera de la madriguera a las torres rivales). Lo dicho: parece un jugador del futuro trasplantado a nuestro tiempo y es un lujo para la vista si prescindimos de su fanfarronería gestual.

De momento, los logros individuales que atesora en su intensa carrera ponen de relieve sus increíbles condiciones para ser el mejor jugador de nuestro tiempo. A saber, ha sido el MVP de la liga regular de la NBA en 2009 y 2010. Asimismo, ha sido 7 veces all-star e incluido cinco veces en el quinteto ideal de la liga, así como en dos ocasiones, la última este año, en el mejor quinteto defensivo de la misma. Eso por no hablar de los dos subcampeonatos NBA que porta en su palmarés y la medalla de oro que conquistó para su país en los juegos de Pekín, en los que fue actor protagonista junto a tipos como Braynt o su ahora compañero Wade.


2-Evolución escalonada en la comprensión global del juego. Es muy difícil ser Lebron todas las horas del día. Ser LeBron significa ser el permanente centro de atención, para bien y para mal. A pesar de ello y de su evidente egomanía, LeBron ha demostrado inteligencia y carácter de jugador grande para hacer evolucionar su juego curso a curso. No sólo en la faceta estadística, donde llaman la atención sus progresos en puntos y asistencias. Sino también en la comprensión global del juego. Durante toda la temporada, LeBron ha demostrado ser el jugador que mejor lee el juego de los Heat y también el más generoso. Su liderazgo está incluyendo nuevas partituras aglutinadoras. Esa capacidad de ser el pegamento de su equipo será determinante en los próximos años para guiar a Miami al éxito. Además el chico todavía es joven (cumple los 27 el 30 de diciembre).


3-Macho alfa evoluciona y confraterniza, coopera con el grupo. Los paradigmas para entender la vida en comunidad están cambiando en los últimos tiempos (pensad en la primavera ideológica del mundo árabe, el movimiento del 15 M o la conciencia colectiva sobre el cambio climático). En ese contexto, es más fácil comprender la decisión de LeBron James. En un ejercicio inaudito de modestia, LeBron comprendió el pasado verano que sólo (como gran referente de su equipo) no podía. Casi lo logró en el 2007, cuando los Cavaliers llegaron a las finales de la NBA. Pero por el camino, había acaparado demasiado estrés; tanto que en el verano de 2009 le tuvieron que operar de un tumor en la mandíbula derecha. Por suerte, éste fue benigno, pero seguro que ayudó a replantear a LeBron sus prioridades.

A pesar de todo lo que se ha dicho sobre el Big Three durante la temporada, los tres megatalentos han jugado con cierta armonía y, oh sorpresa, el más generoso de los tres ha sido James, que lo mismo lideraba a su equipo en el capítulo asistente (7 pases ganadores por velada), que se quedaba, fuera de focos, a practicar tiros libres con uno de los reservas de su equipo, a punto de ser cortado por su equipo por su nula-escasa incidencia en el rendimiento del juego del equipo.  

Así es el macho alfa del siglo XXI, con cáscara de fanfarrón y contenido de líder en formación, que parece preferir las acciones nobles entre los bastidores de una pluralidad mediática que parece estar enganchada a su presencia. Un macho alfa, que cual Shreck del básquet, ha preferido cambiar el libreto habitual de una leyenda y cooperar con dos grandes jugadores para sentir menos presión, compartir las riquezas de su juego y disfrutar más (y mejor) del camino a la gloria.


4-Su (mayoritariamente) desconocida faceta de filántropo. Lebron James realiza donaciones regulares a diferentes organizaciones educativas y benéficas de lugares de todo el país, incluyendo Cleveland, también ahora que ya no está allí. El mismo hombre al que le encanta alardear en la pista o con sus declaraciones, es también un tipo con una acusada conciencia social, que no duda en estirar su chequera a favor de la biblioteca de un condado o a favor del tratamiento de un chaval gravemente enfermo. Detalles como esos nos hacen creer en la persona y por ende en la capacidad para regenerarse del jugador.


Aunque a veces no lo parezca, LeBron ha adquirido una importante cantidad de valores como jugador por el camino (para los más escépticos, recomendable ver ‘More than a game’ un documental que ilustra sus comienzos en este deporte) y el corazón Fiebre nos pide verle con mejores ojos. Además, seamos honestos, ¿cuantos de nosotros hubiéramos quedado inmunes a un enjabonamiento masivo a favor de nuestras virtudes desde que éramos unos adolescentes? Para contextualizar algunos de sus comportamientos, hay que decir que tuvo una infancia fastidiada, con un padre biológico al que nunca conoció y en un entorno fronterizo con la marginación social.

Si se redime, si aprende a ser más humilde (algún indicio de ello hay, como la elegante manera en la que ha gestionado los insultos a su madre y a su persona que ha recibido en diferentes canchas de la liga), a ser un verdadero líder (sí, también cuando lleguen los partidos más importantes) y conecta con  el aficionado medio, estaremos hablando de uno de esos casos predilectos de las películas modelo ‘viaje del héroe’ (biopic en inglés), donde el protagonista conquista lo que desea (convertir a su equipo en campeón, ser feliz sin tantos tormentos, obtener el reconocimiento y el respeto de la gente) tras un largo y sinuoso trayecto vital, llenos de subidas y bajadas, como el de muchos otros mortales…

 



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