Cuestión de confianza

La Navidad trajo la confirmación del buen momento que atraviesa Montakit Fuenlabrada, que ganó 90 – 64 a La Bruixa d’Or Manresa [Foto portada: Foto: Fran Martínez / ACB Photo]

Cuestión de confianza
Theobald Philips

Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com "Y las meteré de todos los colores" (Panko, 37/37)

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«Y las meteré de todos los colores» (Panko, 37/37)

A veces las apariencias engañan, y eso pasó el sábado en un navideño Fernando Martín. El duelo de colistas se preveía nervioso, igualado, un partido entre dos equipos que, llegando precedidos por una buena racha, no podían permitirse el lujo de perder si querían seguir creciendo. Los primeros minutos parecieron confirmar mi impresión, con un juego simétrico primero en los fallos y luego en los aciertos, en el que los de Pedro Martínez se aferraban a la solvencia interior de Sakic mientras que un redivivo Baron era el que llevaba la batuta de los «papanoeles» locales. De hecho, tan seguro estaba de que esa iba a ser la historia que nos tocaba vivir, que hasta había ya imaginado el clavo-metáfora del que colgaría estas líneas. Craso error…

En ese inicio, los del Bagés parecían mucho más metidos en el partido, levantándose del banquillo ora para protestar unos pasos no pitados, ora para celebrar las canastas de sus compañeros, mientras que el bando fuenlabreño parecía frío. Pero las apariencias engañan, decíamos, y lo que parecía motivación en realidad se demostraron nervios, y lo que parecía apocamiento se reveló como fría determinación en conseguir la victoria ¿Que factor catalizó esa revelación? Sin duda, la segunda falta de Roger Grimau a falta de 4’41» para el final del cuarto. Mientras estuvo en cancha, además de aportar puntos y secar a Andy Panko, que solo pudo embocar un triple, el ex-Hombre de Negro dotó de serenidad, lógica y confianza al juego de los loteros; cuando Martínez tuvo que sentarle, el castillo de naipes manresano se vino abajo y fue como si sus compañeros se sintieran desamparados no siendo capaces, para desesperación de su entrenador, de volver a encontrar la forma de ejecutar los sistemas. Fuenlabrada, oliendo sangre, subió aun un punto más su agresividad defensiva y, con su actor principal más liberado (Grigonis solo pudo ser espectador de primera fila en la nueva #PankoPerformance), terminó los primeros diez minutos con una suculenta ventaja de 26 – 14.

Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com El aro es mío

Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com
El aro es mío

La cabeza y la confianza es probablemente el factor más importante del deporte de élite y Fuenlabrada, por fin, se ha enganchado a ese tren siendo capaz de exprimir el talento que tiene. Con Andrés Rodríguez por fin haciendo un buen partido y Akindele siendo el amo absoluto de los tableros, a partir de una defensa asfixiante que ahogaba el juego de los manresanos en un mar de dudas y tiros en mala posición, bastaba encomendarse al repertorio de Panko para que las distancias se fueran ampliando. Fotu cogía el relevo de Sakic en los visitantes y daba pinceladas de la buena inversión que han hecho en Zaragoza, pero sin que eso fuera suficiente. Montakit Fuenlabrada era un coro sincopado con un solista de excepción, y La Bruixa d’Or Manresa una algarabía sinsentido que, en el minuto 20, perdía ya 44 – 27.

En el tercer cuarto, Roger Grimau volvió a pista a intentar enderezar el rumbo de los suyos. Un poco demasiado tarde, habiendo pecado Pedro Martínez, a nuestro juicio, de excesivamente conservador en el inicio del segundo cuarto, cuando con Panko en el banquillo y Fuenlabrada algo fallón, quizá debió devolver al barcelonés a la cancha para evitar que se rompiera el marcador. Grimau dió algo más de continuidad al juego de los suyos y, sobreponiéndose a la desaparición de un Sakic empeñado en convertirse en triplista, forzó con cabeza el juego de espaldas contra Baron, pero sin ello sirviera para voltear el resultado. Panko ya estaba desatado y, además, otros hombres como Daniel Clark y Akindele se sumaron al carro aumentando aún más la ventaja local, para alegría de una grada en la que se empezaron a cantar villancicos (64 – 38).

Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com Burtt despierta a la grada...y a Baron

Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com
Burtt despierta a la grada…y a Baron

Casimiro no estaba dispuesto a que la buena actitud de los suyos se diluyera en la euforia general, perdiendo la preciosa ventaja que, a la larga, puede suponer una victoria adicional en caso de cruces, por lo que mantuvo al máximo la tensión de los suyos en el último cuarto, dando la manija anotadora a un Steve Burtt que se dedicó a contestar, desde todas las distancias, las canastas blanqueadoras de una deplorable estadística en las que se empeñó un muy gris White, desaparecido en los tramos importantes del partido. Con 90 – 64, ovación y vuelta al ruedo, Montakit Fuenlabrada dió su segunda campanada de fin de año, aprestándose en próximas fechas a continuar su escalada hacia cumbres de una mayor tranquilidad.