Fuego blanco o cómo funcionan los puentes hacia la gloria

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Un artículo de Pedro Fernaud Quintana. El Real Madrid ha conquistado su novena Copa de Europa tras vencer al Olympiacos en una final repleta de intensidad, emoción y acierto de Carroll y los intangibles de Nocioni. Ya han pasado tres días de la hazaña. Espacio suficiente para reflexionar sobre la misma desde diferentes perspectivas.

Actualmente, hay una exposición en el Reina Sofía que condensa lo más destacado de los últimos años de El Kunstmuseum Basel, considerado el primer museo público municipal del mundo. La exposición se llama Fuego Blanco, que coge el título de la obra de un artista de origen judío. Resumiendo mucho, podemos decir que ese fuego blanco hace referencia a un poder divino donde todo tiene sentido, equilibrio y armonía.

Tengo la sensación de que el pasado fin de semana el Madrid fue capaz de curarse de sus heridas más importantes de los últimos tiempos gracias a una receta llamada continuidad en el cambio, que personificó como nadie Pablo Laso, que ha ganado en temple para gestionar el rendimiento de los jugadores durante el partido y administrar con más tino los tiempos muertos. El caso es que el equipo ha agregado dos factores decisivos al talento de los últimos años: profundidad de banquillo y mala leche competitiva, que también podemos definir como determinación ganadora.

Más allá de la consistencia de Nocioni, de su vuelo para cambiar las situaciones de miedo (ahora volvemos con él), me quedo con la consistencia coral del equipo. A saber:

-Los Sergios han aportado reparto de juego y puntos en la dirección-

-Carroll, su lluvia de puntos en la final (como dice mi amigo Collan, todo depende que entre la primera para que Yeisi nos enseñe el camino del amor…).

-Maciulis es hormigón en movimiento en defensa, no exento de acierto en ataque si es preciso, como vimos en la final.

-Rivers anota cuanto más lo necesita el equipo y es de los que encadena sin interrupción, como vimos el sábado en semifinales.

-Rudy ha puesto sus destellos, aunque creo que al tipo que más cobra de la plantilla se le tiene que pedir más regularidad y acierto en las grandes citas.

-En cuanto a los interiores, Felipe ha estado negado en esta F4. Se lo perdonamos porque su liderazgo ha sido fundamental para llegar a la orilla del éxito europeo.

-Ayón se puso el traje de superhéroe en semifinales y ha ido de menos a más conforme discurría la temporada; lo mismo que Slaughter, un cheque al portador en defensa.

-Bou ha estado ahí, pero no ha logrado sobreponerse a la nube de dudas de los últimos tiempos.

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Así las cosas, el factor diferencial de estos dos partidos ha estado en la actuación de Andrés Nocioni, Don Andrés a partir de ahora, que ha sumado números muy similares (concretados en la misma valoración, 18) en los dos partidos.

El Chapu se ha convertido en el embajador merengue del fuego blanco del que hablábamos al principio de esta reflexión. Él solo ha inyectado fe, fluidez y confianza al equipo para precintar el aro en defensa (con sus tapones de dvdteca o su defensa de antología a Bjelica) y anotar en algunos de los momentos más comprometidos.

Su trabajado instinto (afinado en 8 años de NBA e incontables días de cacería y pesca) ha suministrado al equipo la alegría y determinación ganadora (jugar sintiendo que todo el posible, a través de la concentración en lo concreto) necesaria para actualizar su leyenda como escuadra más laureada del viejo continente (9 Copas de Europa, 4 Recopas y 1 Copa Korac).

Fuentes de foto: lavanguardia.com y 2.bp.blogspot.com