Bilbao Basket – Sevilla. De cómo hacer y no hacer las cosas.

Victoria clara y contundente del Bilbao Básquet que ha superado las dudas sobre su viabilidad para hacer un equipo competitivo e ilusionante frente a un baloncesto Sevilla que ha desmontado el equipo ganador del año pasado para sustituirlo por un apático grupo que aún no sabe lo que es, ni tan siquiera competir.

Si bien es verdad que el Bilbao Arena es un factor muy determinante y que los hombres de negro cuajaron un buen partido, también es verdad que el equipo rival ni apareció ni se le espera en las próximas semanas.

Apenas cinco minutos del primer cuarto y otros cinco en el tercero bastaron para deshacerse de un rival que ahora mismo no da para mucho más que luchar por evitar el descenso y que el público local vio ganado con las primeras palomitas en la boca.

¿Cómo ha sido el proceso de cambiar las tornas en apenas unos meses?

Aunque pueda resultar pronto para hacer este tipo de análisis, hay que reconocer que el proyecto del Bilbao Básquet ha sorprendido a propios y extraños.

Cuando la ciudad y masa social esperaba un proyecto low-cost, el club ha conseguido renovar a la baja al núcleo del equipo (Mumbru, Hervelle, López y Bertans) y clave un año más del buen rendimiento del equipo, y se ha reforzado con buenos jugadores, fichados o cedidos, pero todos con mucho que sumar, desde los estelares Colom o Todorovic (Marko), los pujantes Andjusic y Wragge y los esperados Borg y Todorovic (Dejan) de los que se espera más pero que también suman.

Todo ello liderado por un técnico contrastado como Sito Alonso que ha hecho suyo el proyecto desde el primer día.

Al otro lado del banquillo local,  se ha dejado ir o invitado a irse a uno de los más laureados entrenadores de todos los tiempos para traer a la dupla extranjera Scott-Norris, sin título oficial el primero, sin experiencia el segundo.

Todo ello para contribuir a la formación de un nutrido grupo de jóvenes talentosos, que hasta el verano pasado fueron como esponjas del conocimiento de Aito, que supo sacar lo mejor de cada uno sin frenar un ápice su desarrollo. Jugadores como Porzingis, Hernangomez o Balvin, que el año pasado destacaban y acaparaban portadas y parabienes, ahora parecen jugadores mediocres e incluso desganados en ausencia de su viejo entrenador.

Si a eso le sumamos la baja de sus jugadores franquicia Satoransky y Landry, de un anotador compulsivo como Bamforth y de talento nacional precoz como Sastre o Franch, se puede hablar de desastrosa gestión del mercado de fichajes.

En su lugar,  el cada vez más habitual baile de jugadores desconocidos con pasaporte de países exóticos y pasado NBA, como si eso significase algo.

Thames, Pullen, Byars o Watts tendrán que mejorar mucho su rendimiento individual y como equipo si no quieres sufrir por evitar el descenso.

Por de pronto en Bilbao, su mejor jugador fue Pierre Oriola, fichado de LEB Oro. Curioso ¿no?