Cuestión de cabeza

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Como en el sueño de Nabucodonosor, el ídolo del Fuenlabrada tiene los pies de arcilla, la arcilla de su falta de mentalidad, especialmente en casa, para superar los momentos clave de los partidos. Por el contrario, Sito Alonso ha encontrado la fórmula para hacer de su equipo un bloque sólido que le saque del pozo del descenso.

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Cuestión de cabeza

Theobald Philips

12.marzo.2013

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Ibekwe ve claro cual es el camino de la victoria. Foto: Lydia Calvo / Fuenlafreak.com 


A finales de enero tuve la oportunidad de ver al Lagun Aro contra Estudiantes, y me encontré con un equipo en plena reconstrucción, acuciado por problemas extradeportivos y de clasificación, pero que, sin embargo, supo luchar hasta el final un partido que casi llegó a ganar. Su entrenador, Sito Alonso, dijo en aquella rueda de prensa que, ahora que por fin eran un grupo unido, en el que todos luchaban por el mismo objetivo, sin egoísmos, podrían competir y salir del hoyo. Este sábado, ni siquiera un mes y medio después, volví a oírle las mismas palabras, como renovando la promesa, esta vez tras una victoria que sabe el doble de bien, pues los donostiarras no solo tomaron el Fernando Martín, sino que además recuperaron el basket-average al Fuenlabrada, como en las últimas jornadas habían hecho con sus más directos rivales, Manresa y Blancos de Rueda.


GBC sorprendió de inicio con una zona 2-3 que cambió los esquemas a los de Trifón Poch, haciéndoles atascarse en una circulación exterior inoperante, sin un solo balón dentro, de la que solo Cortaberría, con dos triples sin fallo, era capaz de sacar partido (era parte del plan de Sito, que las estrellas del Fuenlabrada no entraran en el partido…). Como, además, los locales blandeaban en defensa, Woods por fuera, y Neto y Paunic penetrando a placer para dejar cómodas bandejas, dieron a los suyos las primeras ventajas (6-12, 11-17). Solo el acierto desde el 6’75 y un postrero despertar de Mainoldi, con dos canastas consecutivas al poste, permitieron que el cuarto se cerrara con 18-21.

 

En la reanudación, Cortaberría continuó con su 100% desde el triple, igualando la contienda. Fue el momento en que ese desvaído y alocado fantasma que tanto se parece a Kristaps Valters aprovechó su superioridad física sobre Javi Salgado, embocando 5 puntos consecutivos, que culminó el joven Álvaro Muñoz con un nuevo triple. El Fernando Martín rugía, viéndose por fin 4 puntos arriba a mitad de camino hacia el descanso (32-28). Como le ocurre a otros equipos, el Fuenlabrada defendía cuando jugaba bien en ataque. Y cuando Mou Sené estaba en pista (único jugador local con +/- positivo, +4), teniendo como parejas de baile a unos nerviosos Guillem Rubio e Ibekwe, en vez de a Doblas y a Woods. Pero el gigante senegalés hizo la segunda falta, yéndose al banco para nunca más volver, y Alonso reaccionó rápidamente poniendo al talentoso Qyntel a jugar, y a jugar mucho, a fin de volver a coger la iniciativa. Y si Cortaberría encestaba su cuarto triple sin fallo, pues Woods le devolvía un 2+1 y así, una para ti y otra para mí, la cosa terminó en 42-43.

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 Got funky? Qyntel Woods, jugador vintage. Foto: Fran Martínez / Fuenlafreak.com

En la reanudación, se demostró que las palabras de Sito Alonso que glosaba al principio de esta crónica no son una declaración vana. Lagun Aro no pudo encontrar a Woods, verdadera estrella de la primera mitad (15 puntos), pero entonces apareció el pequeño y eléctrico Morris Finley. Y, jugadores como Ibekwe y Rubio, que no habían estado demasiado acertados, volvieron a pista y rindieron a nivel para que su equipo no se desmoronara y mantuviera su pequeña ventaja, que parecía irremontable para Fuenlabrada, pues lo que ganaban con el punto de más en el 6’75, lo perdían en defensa. Un triple final de Feldeine (2/9) le permitió maquillar la distancia al 60-62 con el que empezó el último cuarto.


En él, el GBC volvió a la zona que tan buenos resultados le había dado en el arranque, consiguiendo que Fuenlabrada fallase, como no, desde el triple. No hizo lo mismo Rubio, devolviendo a su entrenador la confianza en él depositada y estirando a 5 la ventaja. Aunque Vega consiguió contestarle, lo apurado de la posesión y errático del ataque nos llevó a pensar a casi todos que algo se había roto en Fuenlabrada. Sí, era el momento de tener cabeza, la cabeza que tiene Javi Salgado en esos momentos calientes, y la que no tuvo Valters, con decisiones erróneas y tiros librados fallados; un triple del bilbaíno, un pase a Ibekwe que destrozó el aro, un robo de balón que Paunic sirvió en bandeja, y ya teníamos un amenazador 63-73 en el luminoso.


Tras el preceptivo tiempo muerto, Salgado recibió en el interior de la zona, fintó, hizo volar a los pívots locales, y aumentó la ventaja a 12. El average se superaba por primera vez, quedaban solo cuatro minutos y medio por jugar…y Woods y Finley volvían a pista después de un muy largo y reparador descanso. Lagun Aro había conseguido la hazaña con sus secundarios en pista, y no iba a dejarla escapar con sus titulares. Enrachado, con mentalidad positiva, a los donostiarras les entraba todo, hasta triples desesperados de 8 metros; cabizbajo, sin mentalidad alguna, los madrileños no conseguían su segunda canasta en juego hasta el minutos 38, y los tiros libres ni siquiera les llegaban al aro. Mucho antes de que viésemos el 72-86 final, por primera vez desde que sigo a este equipo, las escaleras del Fernando Martín se llenaron de gente que subía. Los que se quedaron, evidentemente, fue para pitar.


Muchas cosas tienen que cambiar en el Fuenlabrada si quiere salvarse. Por ejemplo, que el contrario tire solo 5 tiros libres en todo el partido (ni uno en el último cuarto), que se dejen coger en su aro el 41% de los rebotes (13/31), que tiren 29 veces de 3 por solo 21 de 2 sin poder, evidentemente, mantener porcentajes que compensen la diferencia, que a pesar de la mala racha de algunos jugadores, haya otros condenados al ostracismo (“no, no”, contestó lacónico Trifón al preguntársele si se había planteado cambiar a Valters por Sergio o Colom…) Y es que el espejismo de lo barata que ha estado hasta ahora la salvación se ha evaporado en la meritoria reacción del GBC, que si sigue a este nivel promete hacer buena aquella predicción de su coach.


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