Derbi de entreguerras

Pero un derbi es un partido de la máxima, y el fenomenal ambiente en las gradas del Palacio de los Deportes se iba a encargar de recordárselo a los espectadores más olvidadizos. Tras el duelo entre la afición madridista (local ayer) y los dementes afincados en lo más alto del pabellón había un partido de baloncesto, que gobernaría la tropa merengue desde el inicio.

Sin Germán Gabriel ni Carl English (dos baluartes en ataque, y en otras múltiples facetas en el caso del artista malagueño), Asefa se hallaba muy mermado para asumir el ritmo endiablado que su rival le propuso desde el minuto uno. Con Mirotic muy agresivo en ataque (7 puntos en el primer cuarto), desarbolando una y otra vez a los interiores colegiales, y Suárez en una importante probatura de cara al duelo europeo contra el Barcelona (llamado como está Carlos a hacer daño de verdad al equipo de Pascual, muy debilitado en la posición de 3), el Madrid terminaría los primeros diez minutos 11 arriba (29-18).

El gran problema del Estu radicaba en la falta de recursos ante las desoladoras bajas. Minutos para la chavalada (Vicedo, Brizuela), agresividad de Granger y búsqueda de posiciones de tiro para un Kuric bastante errático ayer: muy poco para plantar cara al rodillo blanco. Un triplazo de Jayson desde el centro del campo cerraba en primer tiempo, dejando el tanteo en un 50-38 para los locales.

El equipo de Pablo Laso rompería definitivamente el duelo en el tercer cuarto, abusando del triple dentro del entorno de defensas laxas que gobernaban la cita. Pinceladas del extraordinario talento de Mirotic y del Chacho, minutos para todos (y puntos, los 12 jugadores del Madrid abandonarían el recinto con al menos 1 en su haber), y victoria final 93-82, tras el maquillaje del equipo de Vidorreta en el último parcial.

Al Madrid le toca centrarse ya exclusivamente en esa espectacular semifinal ante el Barca Regal, con la exigencia de pelear por su noveno entorchado europeo hasta al límite de las fuerzas y el objetivo de sobrevivir a un presumible partido áspero y de tanteo bajo, típico de la mayor cita del año en el Viejo Continente. Para el Estu acabó el sueño de colarse en las eliminatorias por el título, evitando al menos los sufrimientos (mitigados en los despachos) del curso pasado.