Dulce pájaro de juventud

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El baloncesto, como la vida, también tiene sus momentos lúdicos. Noches en las que sabes que vas a pasártelo bien. Momentos en los que sabes que vas a ganar (que cada uno responde el qué o a quién…). Con esa dinámica se presentaba el duelo del Baloncesto Fuenlabrada ante el Pardubiche y en esa direccción funcionó su duelo frente al equipo checho, al que ganó con cierta comodidad (85-70) tras un inicio inquietante, con mucha dispersión de varios jugadores, de partido (85-70). Theobald Phillips concilia minuciosidad narrativa y desenfado amable para explicarnos las claves del quinto triunfo de los naranjas en la segunda fase de esta competición europea. 

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Dulce pájaro de juventud

Theobald Philips

23.febrero.2012

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Fotógrafo /Fuente: Fran Martínez / www.fibaeurope.com



El partido del Fuenlabrada con el Pardubice era uno de esos compromisos tontos que uno tiene que ganar, porque lo necesita y porque es superior, pero que corre el peligro de malograr si no se pone las pilas, al tener enfrente un equipo de no demasiada calidad pero que cumple muy seriamente con su trabajo. No en vano los checos no han perdido en este Last 16 de más de 8 puntos con nadie, Fuenla incluido, e incluso ganaron al Nizhny Novgorod.

Haciendo ostentación de la apuesta del club (perdida por Robert Joseph) a favor de la cantera, los de Fisac salieron a la cancha con cuatro españoles en el quinteto inicial. Sin embargo, la resaca del sueño copero se apoderó de casi todos los naranjas, que no defendían bien y atacaban mal. Pardubice se aprovechó de las facilidades y, jugando con sentido y con sus tres americanos Arnold, Hampton y Muirhead como puntales, rápidamente se escapó hasta los 6-8 puntos de ventaja.

Por los madrileños solamente los canteranos Adrián Laso y Álvaro Muñoz rendían al nivel exigido, bastando sus ganas y buenas maneras para, con puntos rebotes y robos, recortar las diferencias, que volvían a estirarse en cuanto los checos encontraban un nuevo agujero en la defensa.

La tónica se mantuvo igual hasta que, transcurrido 1’15” del segundo cuarto, con 17-25 en el marcador, Porfirio pidió tiempo muerto. El Mad-Croc Fuenlabrada que retornó a la cancha fue otro, en primer lugar porque jugaba sin bases (Colom primero y Sergio después habían sido un desastre) y, luego, porque recuperaron una de sus señas de identidad: la defensa. Además, la defensa bien entendida, usada como arma para atacar mejor. Como dijo Porfi en rueda de prensa, “Atrás tenemos que ser automáticamente animales”. Cerrada la brecha en la zona propia, Fuenlabrada encontró el camino del aro ajeno. Se acabaron las precipitaciones, mejoraron las circulaciones de balón, y las muñecas de Mainoldi, Penney y Laviña, con posiciones libres, hicieron diana varias veces consecutivas desde el 6’75.

La ventaja cambió de bando, y mucha culpa de ello la tuvo también la sensacional actuación del palentino Laso, que fue in crescendo haciéndose el amo de ambos aros, metiendo en el checo lo que escupía el madrileño. Tras el partido, el jugador reconoció que su gran fallo de otros días es mental, que tiende a agachar la cabeza cuando algo no le sale bien, y que esa fue la clave de su buena actuación de ayer; coger confianza. Desde luego, confianza para dar y tomar, ya que consiguió 23 puntos (11/16 en tiros de 2), 9 rebotes, 2 asistencias, 3 robos (en la cabeza de la zona, seguidos de coast-to-coast y espectaculares mates), un taponazo y gritos desde la grada de “¡Laso, Laso, Laso!” y “¡MVP, MVP, MVP!”.

Desde ahí hasta el final hay poca historia, ya que la mini-remontada del Pardubice al inicio del último cuarto, sin cuatro de sus titulares, se debió más un nuevo despiste de los fuenlabreños. Cualquier esperanza quedó cortada cuando Adrián volvió a la cancha sustituyendo a un descentrado Javi Vega. En poco tiempo, y de nuevo ayudado por el eficaz Muñoz, las esperanzas checas se diluyeron y el marcador quedó cerrado en 85-70.

Para mi gusto, lo mejor de la noche fue una jugada de mitad del tercer cuarto, un dos contra dos entre Muñoz y Adrián en el poste bajo y finalizada con un mate de los de meterla hasta el codo. Si el nivel de estos dos se mantiene, y Diouf, Hall y Vega se ponen las pilas, el milagro de Fuenlabrada para las próximas temporadas será un poco más fácil.

 



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