El club de la lucha por encima del talento
Duelo a cara de perro y tensión máxima para ir cogiendo posiciones de cara a los inminentes Play-Off. Los hombres de negro se despidieron de su afición en temporada regular con derrota en un partido que pudo ganar cualquiera.
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El club de la lucha por encima del talento [Bilbao Basket – Valencia Basket]
Fernando Santamaría
13.mayo.2013
Ninguno de los dos equipos consiguio llevar el ritmo del partido. Fuente de foto: Europapress
Duelo a cara de perro y tensión máxima para ir cogiendo posiciones de cara a los inminentes Play-Off. Los hombres de negro se despidieron de su afición en temporada regular con derrota en un partido que pudo ganar cualquiera.
Llegaba el Bilbao Basket con las bajas de Hamilton, Vasileaidis y Rakovic, además de la sensación de que el cansancio estaba afectando el rendimiento de sus principales jugadores. Otra oportunidad para un Pilepic en estado de gracia y para un trabajador y cada vez más efectivo Samb.
Enfrente un autentico equipazo, de esos sin nombres especialmente lustrosos pero en los que en cada cambio parece que salga uno mejor del banquillo. Un equipo en letras mayúsculas al que su entrenador, el legendario Perasovic hace trabajar por lo menos como lo hacía el en los años 90.
El partido se convirtió rápidamente en una autentica guerra de trincheras. Cruzar por la zona era un acto de valor, donde llevarse un par de golpes era lo menos que se podía esperar y para coger un rebote había que pasar por encima de otra medía docena de jugadores.
Rafa Martínez se las tenía tiesas con Pilepic y Lishchuk con todos a la vez. La grada se calentaba y a los árbitros se les abrían frentes por todas partes mientras el Valencia Basket gozaba de las primeras ventajas 4 – 12.
En un partido tan enredado, no podía ser otro, Roger Grimau, el que se pusiera los galones para equilibrar el partido. ¿Canastas normales? No Gracias. La única manera que había de anotar era con mínimo dos defensores encima y una mano en la cara.
En medio de semejante batalla y con la grada ya calentita con el sector arbitral se llegaba al descanso con un marcador de 31-38, con Grimau como máximo anotador local con 11 puntos y un silencioso Markovic como jugador visitante más destacado.
Aprovechando el intermedio, aproveche para buscar sobre Jason Robinson, el alero recién fichado por el Valencia y del que en todas partes ponen que es el mismo que deslumbro el año pasado en Valladolid. Sin duda debe ser un doble porque este tío no mete una ni solo. Sin duda el más flojo del partido. Para hacérselo mirar.
A la vuelta, más de lo mismo, defensa a muerte como principal consigna en ambos banquillos y un partido trabado en el que solo los más curtidos, gente como Grimau, Mumbru o Doellman, eran capaces de ver aro.
En un partido con tanto contacto, desde luego que la actuación arbitral no ayudo mucho a poner orden si no todo lo contrario y es que a veces da la sensación de que les gusta complicarse la vida, señalando acciones cuando menos curiosas y obviando las más evidentes. Mediado el tercer cuarto ya estaba todo el mundo, ambos equipos, entrenadores y aficionados, bastante enfadados con el trío arbitral.
Con Pilepic con la pólvora mojada, Mumbru alternando un canaston con perdidas constantes de balón y Grimau luchando contra todos, el equipo local no encontraba un faro que le guiase en ataque. En ese momento se notaron las bajas de Hamilton y Vasileaidis.
Algo parecido a lo que pasaba entre los visitantes, donde solo Justin Doellman, justo candidato al MVP de la liga, encontraba la manera de sumar puntos con cierta comodidad.
El partido se iba a decidir por pequeños detalles y un parcial de 8
El Valencia se llevo un duelo terriblemente duro en el que las defensas fueron claramente superiores a los ataques. Bronca final para el trío arbitral y todo el mundo a pensar en los posibles cruces de cuartos de final, donde ambos equipos podrían volver a verse las caras.
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