El Ocaso de un Guerrero de los Banquillos (cuando tienes más anillos que dedos en las manos)

blogs-icononba-icono

El baloncesto es algo más que un modo de vida para Phil Jackson. Es el escenario donde se ha afirmado hasta el punto de convertir el éxito en un asunto rutinario. David Pérez traza un retrato magistral del ‘Tío Phil’, un hombre que ha recorrido un periplo vital repleto de búsquedas espirituales, drogas, contracultura, bellas mujeres…Y cantidades industriales de baloncesto. Dos datos ilustran de manera demoledora su idilio con el deporte de la canasta: de las últimas 20 finales en la NBA, él ha estado dirigiendo a uno de los equipos aspirantes en 13 ocasiones, de las cuales sólo en 2 se fue a casa con el sentimiento de ‘no pudo ser’. En total, Jackson ha ganado seis títulos con los Chicago Bulls y cinco con Los Angeles Lakers. Pérez ha bebido los pensamientos Jackson en su idioma original, bagaje que plasma con un estilo pegadizo en esta instructiva pieza.

***

El Ocaso de un Guerrero de los Banquillos (cuando tienes más anillos que dedos en las manos)

David Pérez

3.noviembre.2010

 

101103_phil

Nadie sabe muy bien qué diablos bulle en el alma de Sir Jackson, pero parece claro que dentro de su abigarrada alma reside algo muy parecido al santo grial de la dirección de equipos NBA. Fuente de foto: nba.com

 

Hablar de Phil Jackson es hacerlo del entrenador más laureado de la historia del deporte profesional americano. Para que los aficionados al fútbol lo entiendan, Phil Jackson sería una fusión perfecta entre Mourinho, Guardiola y Del Bosque. Para los que odian el fútbol y siguen la ACB, la formula adecuada sería Aito + Pepu + Manel Comas. El “Tío Phil” es un alquimista de los banquillos, capaz de colarse en 13 de las últimas 20 finales de la NBA, consiguiendo el anillo en 11 de ellas.


Para llegar a entender la leyenda es necesario detenerse antes en el personaje. El pequeño Phil se crió en una familia de predicadores pentecostales, rodeado de austeridad y estrictas normas que le acabarían condicionando de por vida, convirtiendo su existencia en  una eterna búsqueda de la libertad espiritual y la perfección absoluta. En aquellos años de juventud entre Montana y Dakota del Norte, un joven Tío Phil acabaría desarrollando una profunda adición a perderse en las Montañas, en busca de una paz interior que no encontraría hasta que el Zen se cruzó en su camino.


Los Knicks serían su equipo de siempre como jugador. En la Gran Manzana de los 70, Jackson tuvo tiempo de coquetear con la contracultura, mientras desarrollaba una personalidad cada vez más alejada del ascetismo que había mamado durante su infancia. Nunca pasó de ser un jugador tan mediocre como voluntarioso, pero que destacaba por aprovechar al máximo su envergadura y, sobre todo, su inteligencia.


Tras nueve años entrenando a Chicago, en los que le dio tiempo a hacer ganar seis anillos a los Bulls de Jordan, Phil Jackson emprendió el mismo camino de los protagonistas de Entourage, cambiando los rascacielos neoyorkinos por el sempiterno glamour hollywoodiense. En lugar de aferrarse a su grupo de Muchachos de siempre, Jackson decidió mantener como libro de cabecera “Mente Zen, Mente de Principiante”, texto que, años atrás, le introdujo en la práctica del Zazen y le ayudó a convertir el “Triángulo Ofensivo” en una filosofía baloncestística sin aristas.


En el camino, el Tío Phil tuvo tiempo de cambiar a la mujer de la que tanto hablaba en “Canastas Sagradas” por Jeanie Buss, VP de los Lakers e hija de su jefe. En su primer año en L.A., convirtió una franquicia sin alma, que con suerte se quedaba a las puertas de las finales, en un equipo tricampeón. Aquellos maravillosos años y el descalabro del 2004, están reflejados magistralmente en “The Last Season: A Team In Search of Its Soul”; en este libro nos vuelve a demostrar una pericia importante como escritor, sintetizando la magia que impregna en los banquillos con un talento narrativo indiscutible, capaz de mantener enganchado al lector hasta descubrir el sentido de toda su carrera: un “amor” al baloncesto que es lo que le mantiene en la banda, aun con la espalda hecha añicos y cuando ya solo le queda competir consigo mismo, por saber hasta donde puede llegar haciendo historia.


Phil Jackson ya utilizaba vídeos motivadores con retales de películas y aconsejaba leer libros a sus jugadores, cuando Guardiola todavía soñaba con recoger pelotas en el Camp Nou. Como para Mou, cada rueda de prensa es una buena oportunidad para sugestionar a los árbitros, a los rivales e incluso a sus propios jugadores. Al igual que Del Bosque, una de las claves de su éxito siempre ha sido la maestría a la hora de manejar múltiples egos difíciles en un mismo vestuario, haciéndoles comprender  que están allí para lograr un objetivo común mucho más grande que su propio egocentrismo.


Aito y Phil Jackson son stajanovistas de los banquillos, capaces de dar el salto de calidad necesario para pasar de conjunto ganador a equipo campeón. Del Tìo Phil, Pepu aprendió la capacidad para exprimir a sus jugadores para que den el 110% de sus capacidades y hacer que las sinergias broten como setas en una mañana lluviosa de otoño. Jackson hace décadas que esta a vuelta de todo y tiene los mismos pelos en la lengua que “el Sheriff” Comas; la bravuconería y la condescendencia barata con los rivales, también son marcas de la casa.


Puede que esta sea la última temporada en activo de Phil Jackson, dentro de unos años, cuando echemos la vista atrás, se le seguirá recordando como el mayor Ganador de la historia del baloncesto: un Maestro Zen al que le faltaban dedos en las manos para poder lucir todos sus anillos de campeón.