El paraguas Dirk, el profeta Jason, el ‘mejoirador’ JJ y…La subvalorada defensa

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Finalmente, la final  de la NBA de este año ha constado de seis capítulos. Los Dallas Mavericks, esa franquicia fundada en 1980, dos años más tarde de que Nowitzki viniera al mundo, han conseguido su primer anillo de campeones. Miami no pudo hacer valer su factor cancha y sucumbió con nitidez en su propio feudo (95-105). El tío Dirk hizo valer su talento plural para obtener el reconocimiento como MVP de la final y Jason Terry se coronó como mejor sexto hombre de la competición con un partido para enmarcar: 27 puntos. En este post  señalamos-argumentamos cinco motivos por los que Dallas se apellida este año Éxito.

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El paraguas Dirk, el profeta Jason, el ‘mejoirador’ JJ y…La subvalorada defensa

Pedro Fernaud

13.junio.2011

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Dallas, cuajada con importantes talentos, ha ganado el anillo gracias a su consistencia como equipo en las dos orillas del juego Fuente de foto: nbaallstarwallpaper.com


1-“No hay nada imposible para quien sabe esperar”. Algo así han sentido Dirk Nowitzk, Jason Terry (sobrevivientes de aquella final perdida ante Miami en 2006) y los aficionados de los MAVs. El equipo ha triunfado donde antes naufragó gracias a una buena planificación (crucial el fichaje de Chandler para darle más munición al equipo en la pintura), rugosidad mental para no perder comba cuando iba con la lengua afuera, atrás, en el marcador y su inteligencia y temple para leer con acierto las situaciones críticas-decisivas de los partidos. Trabajo, talento y paciencia, una fórmula ganadora para jugar al baloncesto y otros variados menesteres…


2-Si llueve, balones a Dirk. Alucinante lo del gigante alemán, que emplea sus 2’13 para jugar indistintamente como escolta, alero o ala pivot. Se ha marcado tres partidos en los que ha anotado 10 puntos en el último cuarto. No por casualidad ha sido designado como el MVP de la final (ha promediado 26 puntos y 9.7 rebotes por velada). Borda el juego de espaldas al aro y de cara a él. Poco le importa que se le enrosquen dos o tres defensores en el tronco; lleva grabada a fuego la canasta, sobre todo en los momentos culminantes. No siempre fue así. Su éxito es el premio a mucha dedicación, confianza y horas de vuelo. Por eso nos cae tan bien, porque ha conseguido cambiar el color de su karma gracias al aprendizaje y el trabajo duro.


3- ‘Tatuarse el triunfo’. Algo así hizo Jason Terry en octubre, cuando dejó boquiabiertos a sus compañeros, presentándose con un nuevo dibujo en su cuerpo: el trofeo de campeón de la NBA.  Su ‘teammate’ y buen amigo, DeShawn Stevenson, pensó que era una locura, pero prefirió dejarlo pasar. A veces, el destino necesita un empujoncito, como los 11 triples que ha embocado a lo largo de esta serie, capitales para que su equipo mantuviera el aliento en una final que no habría tenido el mismo desenlace sin su fe y su puntería. Los atributos, en suma de un triple de repetición que tiene la piel tan ocupada como le mente un personaje protagónico de Mr Allen. El mejor sexto hombre de la temporada por méritos propios.

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Zuleyka Rivera, la novia de JJ Barea, quién sabe si a punto de emprender las vacaciones junto a ‘su Juanjo’ después del éxito cosechado por su pareja. Fuente de foto:imstars.feminim.com


4-“Hola, soy Juanjo y vengo a mejorarte la noche”. Algo  así debió decirle-transmitirle el señor Barea a su bella novia, Zuleyka Rivera (ex miss universo) cuando  la sedujo por primera vez. Algo así ha hecho en unas series en las que ha ido de menos a más. La verdad, empezó bastante flojo (13 puntos en los tres primeros partidos), pero a su entrenador, Rick Carlisle, uno de los grandes protagonistas de la serie por sus reflejos para leer los partidos, se le encendió la lucecita y le colocó como escolta titular (durante toda la temporada ha sido el base suplente) a partir del cuarto partido. JJ no es muy alto (1’83, diez centímetros menos que el base titular de su equipo, Jason Kidd), pero tira como los ángeles si le dejas un par de centímetros; distancia que le concedieron las huestes de Miami. ¿Resultado? 40 puntos en el resto de los partidos, con una media de algo más de 13 puntos por velada. Cuando una batalla está tan igualada, deciden los pequeños detalles (las fulguraciones de un banquillo) y Barea lo ha sido en esta serie y también en la que fundió a Oklahoma,  los Lakers y Portland.


5-La sintonía defensiva, esa gran subvalorada. Vale, podríamos dedicar este último punto a elogiar la cadencia pasadora de Jason Kidd o la capacidad reboteadora de Tyson Chandler como otros factores clave que han decantado la balanza a favor del bando tejano. Pero si escribimos desde la óptica de los MAVs, y tenemos que escoger una sola palabra que explique su triunfo, nos quedamos con esta: defensa. Los vaqueros blanco-azules han anticipado muy bien las primeras líneas de pase y han sincronizado las ayudas para extenuar a megatalentos como Wade o LeBron, que han estado notables, pero no sobresalientes, mérito del baloncesto solidario del campeón de la NBA de este año.  Ahora les toca decidir a los dueños de las franquicias NBA: puede que la defensa no te haga vender más camisetas, pero te alumbra en la conquista de campeonatos.

 

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