El tamaño importa

blogs-iconoacb-icono

Theobald Phillips llena la tarrina de humor para desvelarnos de una manera simpática y sincopada las claves que caracterizaron el decimoquinto triunfo del Real Madrid en esta temporada. El partido tuvo lugar en el Fernando Martín, lleno hasta la bandera, que lució sus mejores galas para recibir a un Real Madrid necesitado de restañar su reputación tras el ‘bandeo’ al que le sometió el Montepaschi el pasado miércoles. Theobald capta la esencia del partido con la elegancia de los mejores captadores de la atención. ¿Importa el tamaño? ¿Se puede mantener el humor en la derrota? ¿Conoce el equilibrio Jaycee Carroll? Sobre cuestiones como esas versa el nuevo capítulo de nuestro cronista naranja. 

***

El tamaño importa

Theobald Philips

30.enero.2012

120130_begic

Mirza Begic, 17 centímetros más que Robert Joseph. El bosnio con 2 de 3 en tiros de campo, 6 rebotes, 4 tapones, 14 de valoración y más 12 en el +/-, volvió a demostrar al “asesor” angelino que es un jugador de baloncesto. Fotógrafo / fuente: Ángel Martínez / www.realmadrid.com


Siento desilusionaros, fiebreadictos masculinos, pero por mucho que nos intenten tranquilizar, el tamaño importa. Y mucho. No, no lo digo por esa invitación sobre la que ni siquiera me dijo que no iría (sic); hablo de baloncesto, de ese ensayo general de los cuartos de copa, con dos de los equipos de mejor y más divertido baloncesto de esta temporada.

Prometía mucho el partido, con los blancos todavía intentando despegarse la telaraña en la que Pianigiani les había enredado el jueves, y los del sur de Madrid ensartando partidos ganados cual sardinas en espeto. Pero Pablo Laso, acostumbrado desde que con untuoso flequillo veía como los grandullones se llevaban el mérito de sus pases, había decidido que la mejor manera de impresionar a la victoria era exhibiendo centímetros, y ordenó surtir de balones interiores tanto a Tomic como a Singler y Suárez (dos treses que, de ir de naranja, serían cuatros). Y la dama, mujer alada e inconstante,  pronto escogió la plantilla que tenía los miembros más grandes, ignorando a los simpáticos de talla normal.

Fuenlabrada intentó contestar con dos triples de Mainoldi, el pundonor de Joseph y algo más de defensa, pero aunque el nivel de ruido de la marea naranja podría hacer pensar que se estaba gestando una remontada, en realidad el Madrid contestaba sin problema esos estallidos de furia y la diferencia se mantenía estable. Sólo estuvieron realmente cerca los de Fisac cuando encontraron (dictadura de la cinta métrica) una ventaja de tamaño. Carroll, que cuando no está en ataque no se encuentra en defensa, permitió a Laviña aprovecharse de su superioridad y coger una racha que acercó a su equipo a sólo cuatro puntos (22-26), con siete minutos por delante para el descanso.

Pero la cosa no fue más allá porque Laso no iba a permitirlo. Colocó a Pocius en ese marcaje, ordenó apretar en defensa y la proverbial circulación de balón local se convirtió en un atasco con demasiados tiros precipitados en el último segundo de la posesión. El Madrid recuperó la tranquilidad de un 28-37 para irse a la ducha. Más dura aún era la diferencia en valoración, donde los blancos llegaron a 56 por sólo 14 del Fuenlabrada.

El tercer cuarto fue para olvidar, con un paupérrimo 2-2 tras tres minutos de juego. El Fuenla no encontraba hueco y el Madrid, aunque tampoco metía muchas canastas, al fin y al cabo tenía una absoluta sensación de control atrás y le bastaba tirar de su tamaño (4 tapones de Begic) y su talento para que la diferencia de entre 10 y 12 puntos no se le viniera abajo.

Aunque por lo visto en la pista no era de esperar, mientras el tanteo estuvo moviéndose en esos guarismos podría rezarse por un esfuerzo titánico en el último cuarto, alguna racha de triples mágicos que metiera a los naranjas en el partido. Cualquier esperanza del público en este sentido la deshicieron los trencillas, que pitaron en la misma jugada sendas técnicas a Laviña y a Porfirio, castigadas por Felipe Reyes con los cuatro tiros libres (quién lo hubiera dicho hace unos años).

Con veinte puntos de ventaja madridista, desde ahí hasta el final sólo quedaban los detalles de fuera del marcador: ver cómo Novica Velickovic volvía a la cancha mucho tiempo después y el banquillo celebraba en pie su triple, los minutos de desparpajo de Jorge Sanz, el buen nivel de Álvaro Muñoz, algunos gestos a la grada de Sergio Llull que el menorquín debería moderar (por mucho que le puedan decir) y, lo que ya empieza a ser tradición en Fuenlabrada, Mike Hall haciendo high-fives todo alrededor del parquet.

57-79 al final, y un sonrojante 36-105 en valoración. El tamaño importó, y Victoria se fue con el que la tenía más grande (la plantilla, se entiende).

Para terminar, tengo que volver a quitarme el sombrero ante la exhibición de Porfi en rueda de prensa, negándose a ver la paja en el ajeno ojo arbitral cuando tenía una viga en el propio. Una vez más, nos hizo reír cuando, a la pregunta de un compañero sobre si no debería haber intentado zona para detener el vendaval de las torres blancas, contestó socarronamente “Ah, ¿tú también te has dado cuenta de que he metido la pata?”. Genio y figura.

 



*No olvides puntuar este artículo (en la cabecera) y hacer un «+1 Google» (a continuación) para publicitarlo. Nos será de gran ayuda tu opinión. Gracias 🙂