Elogio de la locura

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El Real Madrid y el Banca Cívica nos regalon un homenaje al triple (25 canastas de tres embocadas entre ambos) en la vistosa segunda semifinal de la Copa. El choque, por contra, fue, por norma general, un desaire a concpetos tan sagrados como la constancia o el rigor defensivo. ¿Pero qué importa eso cuando los jugadores se divierten y el público también? Theobald Phillips nos lo explica con ritmo, tono guasón y un olfato poco frecuente para detectar los intangibles que cimentaron el triunfo del equipo blanco (92-84) ante el sevillano. También glosa con acierto los 21 puntos de Mirotic, de quien nuestro cronista introduce un interesante interrogante de cara a su futuro a medio plazo. 

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Elogio de la locura

Theobald Philips

19.febrero.2012

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Muñequita de Seda (Carlos Sánchez Blas dixit) mató al Banca Cívica desde más allá del 6’75. Fuente: ACB Photo



Partido loco, este Real Madrid – Banca Cívica de la segunda semifinal copera ¿Cuántos equipos la han jugado? Tengo la sensación de que, al sentarme a escribir esta crónica, el espejo de la memoria se ha roto y ahora, en vez de la imagen de un solo partido, cada fragmento me devuelve el reflejo de un enfrentamiento distinto, cada uno con su historia, cada uno con sus personajes, cada uno con su final.

La cosa empezó rara, como si la energía baloncestística se hubiera agotado en el estupendo espectáculo que Regal Barça y Caja laboral nos habían dado muy poco antes. Los equipos jugaban al tran-tran, pero eso no se debía a la telaraña defensiva que todos esperábamos del equipo sevillano, ni tampoco ocasionaba el habitual colapso en el Madrid cuando no corre. Pero como atrás los de Laso tampoco aplicaban la receta que debieron aprender en Miribilla, a tres minutos para el final el tanteo era de 15-11 para los blancos. Ahí, los madridistas decidieron apretar en defensa encajando sólo tres puntos más y, con cuatro de cuatro en triples, dejaron el primer cuarto en 27-14, 41-9 en valoración. La semifinal parecía encarrilada.

Al reanudarse la contienda, el Real Madrid se desenchufó. Volvió a dejar de defender con solvencia y los del Banca Cívica, que se aferraron a una racha de triples de Tepic, English y, sobre todo, un Bogdanovic que como falso cuatro desesperó a Mirotic y Reyes, al verse cerca, recuperaron la fe y subieron las líneas. Los de Laso, en vez de mover la pelota y buscar sus ventajas, entraron en el juego de a ver quién desenfundaba más rápido, agudizando su propia crisis. El parcial del segundo cuarto fue de 16-30, 16-37 en valoración. Al descanso, la semifinal encarrilada había descarrilado (46-44).

Nuevo cambio de guión en el tercer cuarto, que empezó con dos robos de balón del Real Madrid y balones a Begic. Era una declaración de intenciones, volver a aplicar una defensa agresiva que ahogara a los sevillanos, y dominar el rebote. Cortada la sangría atrás, el talento ofensivo se impuso y las diferencias volvieron paso a paso a favorecer al Real Madrid. Primero de siete, luego de once, el partido se iba escapando para los chicos de Joan Plaza. El catalán, intentó recuperarlo pidiendo tiempo muerto para un cambio defensivo. Zona 1-2-2, triple de Mirotic; zona 2-3, triple de Mirotic; zona 3-2, triple de Carlos Suárez. Con los madridistas gastándose un 12/16 desde el 6’75….la eliminatoria parecía encarrilada (76-60).

Pero no, la tranquilidad no iba a ser la tónica de esta semifinal. De nuevo el equipo sevillano endosó un parcial de 8-0 al Madrid, asustando con un nuevo descarrilamiento. Sin embargo, entonces se lesionó English, justo cuando estaba cogiendo la racha, dejando sin referente a su equipo (Calloway, sin jugar un mal partido, no fue el factor desequilibrante del día de Unicaja). A partir de ahí, la decisión de Sergio Llull, la sobriedad de Suárez y sobre todo Nikola Mirotic, que cortó a base de triples desde su esquina cualquier reacción, hizo que, mirado en retrospectiva, el resultado final realmente nunca bajara de los siete puntos. Al final de este partido loco, 92-84

 

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Tan importante como los triples de Mirotic fue la labor de intendencia de Carlos Suárez. La recuperación del alero de Aranjuez se antoja indispensable para el futuro madridista. Fuente: ACB Photo


No me gustaría terminar sin destacar el partido de Carlos Suárez; por fin, el “Chimpa” volvió a hacer uno de esos partidos que se le presuponen, en los que está en todas partes y hace de todo. Probablemente Mirotic mañana le saque de foto (aunque preocupa que el montenegrino se convierta en un mero especialista), pero junto con un muy acertado Sergio Llull, que también nos recordó al de pasadas temporadas, fue pieza clave para la victoria.
Espera la maquinaria blaugrana en la final, un mecanismo de relojería que, con el lubricante de Navarro (aunque no juegue bien) en pista, funciona a la perfección. Enfrente, un Madrid que hace dudar: probablemente no ha llegado en su mejor momento a esta competición, sus héroes de ayer desaparecen hoy, sólo parece saber jugar a una velocidad, tiene lagunas defensivas, etc. La lógica debería imponerse, pero este año el Real Madrid se ha hecho experto en el elogio de la locura.

 



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