Errores no forzados

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Según Chus Mateo, a su equipo le faltó un minuto de partido para poder remontar; probablemente le faltaron algunos más, y no fue precisamente en el último cuarto. Y es que si eres un equipo como el Fuenlabrada y te enfrentas a un acorazado como el F.C. Barcelona, no puedes permitirte despistes.

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Errores no forzados

Theobald Philips

22.diciembre.2013

Foto: Theobald Philips, para www.fiebrebaloncesto.com

Andy Panko estelar (25 ptos., 5 reb., 21 val.), reivindicándose como uno de los mejores treses de la Liga Endesa

Hay un concepto en tenis, el de errores no forzados, que no se usa en otros deportes; por ejemplo, en baloncesto. Nosotros, que hemos llegado hasta a exportar al plúmbeo fútbol la idea de asistencia, la importancia de las estadísticas o la esencia de los intangibles, sin embargo creo que debemos, a la mayor brevedad posible, importar de las tierras e hierbas de Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer los errores no forzados. Porque, reconozcámoslo, muchas veces, no es mi gran defensa la que hace perder balones y fallar tiros a mi contrincante, no es mi gran pizarra lo que consigue elevar mis porcentajes. Parece que, al contrario de lo que ocurre con los tenistas, no tenemos la suficiente humildad para reconocer que, muchas veces, las cosas pasan simplemente porque el otro lo hace mal, y el otro lo hace mal no porque yo lo haga bien, sino porque, a lo mejor, lo hace peor de lo que yo lo estoy haciendo. Siempre tenemos que buscar un mérito implícito.  


Así, Xavi Pascual se mostró contento del juego de su equipo durante treinta y cuatro minutos y medio, obviando que fue sobre todo una de las ya famosas desconexiones del Fuenlabrada, esta vez más temprana (no dejes para el tercero lo que puedas desperdiciar en el segundo cuarto), la que había secado el sudor frío inicial a los blaugranas y les había permitido, la mayor parte de ese tiempo, recuperar la tranquilidad y dormirse en el dolce far niente de un intercambio de canastas en el confortable límite de los 9-12 puntos mientras los naranjas se dedicaban al noble y desconcertante arte de la pérdida de balones en situaciones rocambolescas (desde luego, sin que la defensa visitante tuviera demasiado que ver en ello). Y manifestó el de Gavá que el resultado nunca peligró en realidad, a pesar de la última muestra de coraje de los de Chus Mateo, dejando fuera de la ecuación que, probablemente, fue la táctica del 2×3 (2 jugadas buenas por 1 mala, pero de las malas de verdad) del Baloncesto Fuenlabrada la que impidió que la remontada se culminase. 


Sí porque, en el primer cuarto, la salida del Fuenlabrada percutiendo con Vargas en ataque, controlando el rebote propio con el dominicano y Mareks Mejeris -sorprendente titular- y con Paunic (otra sorpresa inicial) anulando a Navarro, había desconcertado al Barça provocándole las primeras señales de nerviosismo. 13-16, los fantasmas empezaban a hacer ruido en el armario y amenazaban con salir, azuzados engañosamente en el arranque del segundo cuarto por un extraordinario reverso de Arnold frente Nachbar, culminado con dos tiros libres.


Pero, a partir de ahí, vino el festival de pérdidas, que Pullen aprovechó para clavar los clavos en la tapa del ataúd del ausente Huertas a base de 7 puntos casi consecutivos. Fuenlabrada estaba como había estado el marcador tras el salto inicial, apagado y aplazando el partido para más tarde. Y, lo que es peor, su entrenador no reaccionaba para recomponer lo que tan bien le había ido en el primer cuarto. Feldeine, admirable en el esfuerzo cuando hasta esa misma mañana había sido duda por lesión, era un lastre, y tanto Diagné como Dani Pérez acusaban la inexperiencia en ACB con un exceso de nervios. Solo Arnold, grande en el rebote, y Panko, que tardó demasiado en volver al campo, parecía opciones válidas mientras Vargas, Mejeris y Paunic calentaban silla sin saberse muy bien por qué. Al descanso, los 9 puntos de ventaja conseguidos por Pullen tras las cuatro tempranas pérdidas consecutivas del Fuenlabrada, se mantenían incólumes (32-41).

Foto: Theobald Philips, para www.fiebrebaloncesto.com

Él Barça jugó a placer, al tran-tran pero a placer, durante demasiados tramos del partido

 

Hacía falta una salida en tromba, pero no la hubo. Es más, el Barcelona jugó todavía más cómodo, pues circulaba el balón sin demasiados problemas y anotaba con facilidad pasmosa. La diferencia se estiraba a 12 o 13, se encogía a 8 o 9, pero siempre en una zona de tranquilidad para los de Pascual. Sólo hubo un pequeño susto a falta de 2’30” cuando, tras tres tiros libres de Paunic y un canastón del onmipresente Andy Panko, el luminoso se ajustó hasta 49-55. A la salida del tiempo muerto, y a la salida de la presión en toda cancha que planteó Chus Mateo, Jacob Pullen dejó las cosas en su sitio con un triple y una penetración magnífica en el último segundo del cuarto (49-60).


Quedaban diez minutos, que Pullen (cómo no) inauguró con dos nuevos puntos y, el Fuenlabrada, con varios fallos consecutivos en el tiro que los azulgrana castigaron sin piedad, para marcar la máxima diferencia del partido a su favor (15). Entonces, Mejeris puso un tapón antológico a Dorsey, que encendió a los locales. En ataque encomendados a Panko, la distancia volvió a bajar a los 8 puntos (56-64). Se retomó el intercambio de canastas, con Pullen que seguía a lo suyo (7/8 2p, 2/3 3p, 4/4 tl), Nachbar que le echaba esporádicas manos, y Fuenlabrada que, cada vez que tenía la oportunidad de acercarse, la echaba al traste con un error… no demasiado forzado.


A falta de 1’17”, reventaron los bombos y las gargantas cuando Panko primero, y Paunic después, clavaban sendos triples que acercaban a los suyos hasta 69-73. En el tiempo que restaba, a pesar de que a Panko no le falló el pulso desde el tiro libre, la distancia fue insalvable quedando el resultado final, tras una última jugada en la que dos triples no quisieron entrar, congelado en 73-77. Demasiados errores no forzados contra un equipo como el Barça; sensación de oportunidad perdida. Y, por parte de los culés, un punto de conformismo que deja a los aficionados no culés al baloncesto un regusto amargo, mirando el potencial de esta plantilla; y de aquellos polvos , que no siempre te puedes permitir, puede que vengan algunos lodos, miss Daisy (por mucho que pasees en Ferrari).