Esta conversación ya la hemos tenido antes…

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Un partido con vasos comunicantes con el de la ida. La sensación de ‘esta historia me suena’ recorrió la espina dorsal de más de un aficionado del Baloncesto Fuenlabrada durante este martes festivo. El equipo dirigido por Porfi Fiscac dilapidó la ventaja de 14 puntos que había acumulado en la primera mitad ante el Oldemburg. Así hasta acabar sucumbiendo ante el equipo germano (77-83), líder invicto del grupo del cuadro madrileño en la EuroChallenge. Theobald Philips explica la cadencia del partido con irreverencia y amabilidad.

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Esta conversación ya la hemos tenido antes…

Theobald Philips

8.diciembre.2011

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Porfirio Fisac tiene claro lo que quiere de Europa, por encima de los resultados. Autor/Fuente de foto: Fran Martínez/baloncestofuenlabrada.com 


La verdad es que si abrimos los ojos, le quitamos el homenaje a la radio y maquillamos los guarismos, la crónica del Fuenlabrada-Oldenburg podría ser perfectamente la crónica del Oldenburg-Fuenlabrada. Sí, como uno de esos remakes cinematográficos en los que, sobre la misma estructura de guión, se cambian solamente algunos detalles para justificar que la gente vaya a verla, aun sabiendo el final de la historia. En el caso del Fuenla, un final no precisamente feliz.


Empezaron los naranjas (ayer de blanco) fríos en defensa, permitiendo que las cuatro primeras canastas alemanas fueran desde debajo del tablero, bien de sus torres, bien mediante penetraciones de un muy activo Hasbrouck. Afortunadamente, el acierto desde más allá de los 6’75 de Sergio, Barton y Mainoldi equilibraba la balanza impidiendo que el Ewe Baskets pudiera rentabilizar dichos despistes.


Bastó que Fuenlabrada se pusiera serio atrás para que el partido cambiara, trocando la igualdad en ventaja (21-14 al descanso). En el segundo cuarto, además, por fin descubrieron que había todo un mundo entre el triple y el aro: bastaba con alimentar a Sené y, sobre todo, a un magnífico Mainoldi, para que el Fuenlabrada alcanzara por momentos la soñada recuperación de los 19 puntos perdidos. Claro, que también echaron una mano Paulding, que había gastado todo su cupo de tiros en Alemania, y Bobby Brown, que se empeñaba en demostrar que el otoño es tiempo de castañas. Con un triple desde el centro del campo de Bahiense de Mello, nos fuimos al descanso con 43-29.


Pero el Fuenlabrada decidió hacer entonces lo que Ulrike Meinhof, la ciudadana más famosa de Oldenburg (líder de la banda Baader-Meinhof). Suicidarse. Salió otra vez descentrado, sin fluidez en ataque y excesivamente blando en defensa (54 puntos encajó en esta segunda parte). Ewe Baskets, por el contrario, tiró de físico y orgullo, quizá para reivindicar, como su entrenador Pedrag Krunic en la rueda de prensa, que hay que tener un poco más de respeto a la liga alemana porque tiene buenos equipos. Como reconoció Cortaberría posteriormente, quizá el equipo se vio sorprendido porque en Europa permiten más dureza.


Si a ello añadimos que Bobby Brown recordó que es jugador de baloncesto y no vareador de aceitunas, la suerte estaba echada. Fuenlabrada siguió porfiando, pero ya con una desventaja de 2 a 6 puntos que nunca llegaba a remontar del todo. Brown podía con todos (de 0 a 20 en 20 minutos) y, si no, Majstorovic, Chubb, Sehovic o Hasbrouck lo arreglaban.

 

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Bobby Brown despertó en el segundo tiempo para enterrar las esperanzas fuenlabreñas. Fuente de foto: www.fibaeurope.com 

 

El canto del cisne madrileño vino a falta de 55 segundos, con sendos triples de Laviña y un desconocido Penney, que igualaron a 76 el tanteo. A partir de ahí diversas imprecisiones -que no tuvieron su espejo en el bando contrario- permitieron al Ewe cerrar la primera plaza de grupo con un 77-83, para alegría de sus ruidosos aficionados que nos mostraron que, con el bombo, hay otros ritmos posibles además de los clásicos.


No me gustaría despedirme sin alabar lo claro que lo tiene Porfirio Fisac, algo que le evita presiones externas (significativa la rotundidad con la que dijo que nunca se planteó sacar a Ayón). Cada vez que le he oído, ha dejado claro que para él la Euro Challenge es una oportunidad de recuperar jugadores que no pasen un buen momento, y de dar minutos a los jóvenes. Y ayer lo demostró, recuperando a un Mainoldi que cual Chuck Norris andaba desparecido en combate, y manteniendo en pista muchos minutos a los Vega, Muñoz y Laso, a pesar de que ayer no era precisamente su día. Como nos explicó luego, así aprenderán la lección de que un partido no sigue siempre la misma corriente.

 



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