La mañana de los cristales rotos

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Crónica de un intenso partido con rotura de tablero incluida que se presentaba como una importante piedra de toque para definir las aspiraciones de ambos equipos.

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La mañana de los cristales rotos

Fernando Santamaría

4.noviembre.2012

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Lamont Hamilton, MVP del partido con 19 puntos, 7 rebotes y 22 de valoración. Fuente de foto: ACB PHOTO / A. Arrizabalaga


Mucha curiosidad por ver a las incorporaciones del Unicaja y cierta ansiedad en la grada por ver si los fichajes locales van arrancando. Con la baja de Moerman y tras el partidazo de Hamilton en su última aparición en casa, era el turno de Rakovic y Zizis de dar un paso adelante.


El veterano base dirige con acierto aunque da la sensación de que a alguien de su curriculum se le puede exigir algo más, especialmente en anotación, mientras que a Rakovic se le nota acelerado en la pista, esforzado y con ganas a agradar pero aun errático en su juego. Aun así, el agradecido publico bilbaíno le aplaudía a rabias con casa acción positiva.

 

En Unicaja, destellos pero falta de ritmo y precisión, Zoric hacía mucho daño por dentro pero las faltas le lastraban mientras que Urtasun y Williams daban destellos de clase.

 

21 a 19 al descanso y la sensación de que los primeros 10 minutos habían sido de tanteo.

 

La segunda parte vino marcada por la rotura del tablero. Y es que Lamont Hamilton es una autentica bestia que recuerda por momentos a clásicos como Bannister. Pero si fue la canasta en la que atacaba el Bilbao Basket la que se rompió, a la cesta en la que tiraba Unicaja debieron de ponerle un cerrojo cuando nadie miraba porque el equipo malagueño se quedo en 12 puntos, con malos porcentajes de tiros y una selección de tiro bastante desastrosa y Repesa en la grada de cabreo en cabreo.

 

No mejoro mucho la cosa en el tercer cuarto para el equipo visitante con media plantilla en claro estado de letargo. Con los jugadores “desaparecidos” de Repesa daba para hacer una plantilla de play-off, Gist, Vazquez, Simon, Perovic, Lima…

 

Y mientras tanto, pasito a pasito, y aun sin hacer un buen partido, los hombres de negro mostraban la paciencia necesaria para hacer llegar el balón a sus hombres interiores y de la mano de estos, cogían las primeras ventajas. El destructor de tableros Hamilton se iba a 17 puntos, Rakovic peleaba cada balón y Mumbru se convertía en el máximo reboteador del choque.

 

En las filas de los visitantes, Williams anota pero no dirige y así es difícil encontrar un socio con el que sacar el partido adelante. Le queda mucho rodaje al equipo malagueño que poco a poco veía como los locales llevaban el partido al tipo de juego donde se sienten cómodos.

 

Triples de Raül que siempre aparece cuando hace falta, Vasileiadis que finalmente afino el tiro y Rakovic y Hamilton por los suelos luchando cada balón como si no hubiera un mañana. Miribilla adora estas acciones y responde con aplausos, la grada se levanta, suben los decibelios y antes de que Unicaja se de cuenta, quedan 3 minutos y pierden por 20 puntos.

El equipo malagueño hizo un último esfuerzo para apretar el partido y camuflaron el resultado hasta el definitivo 82-65. Seguro que Repesa pensó que no habría estado mal ese orgullo un rato antes.

 

El demonio que habita en el infierno de Miribilla ha vuelto a hacer su trabajo y sus hombres de negro se apuntan una nueva victoria mientras la grada despide a Hamilton al grito de MVP.

 

Mucho por hacer en Malaga y el Bilbao Basket que se asoma al tercer puesto.

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