Los bueyes y el carro

blogs-iconoacb-icono

Dos jornadas, y segunda victoria del Blusens Monbus frente a un Fuenlabrada que, en su debut como local y contra un equipo de su liga, no sólo no despejó las dudas sembradas ante Valencia, sino que ahondó aun más en ellas, augurando mucho sufrimiento para su hinchada.

***

Los bueyes y el carro

Theobald Philips

8.octubre.2012

121008_fue
Salah Mejri, el cielo protector. Fotógrafo / fuente: Fran Martínez / www.baloncestofuenlabrada.com


Vivimos en directo y a la luz de los números un partido bonito, vibrante, igualado, resuelto al final y por pocos puntos de diferencia. Pero, analizándolo en frío, uno no puede menos que pensar que el “partido de las sensaciones” fue un poco como el refrán del carro y los bueyes. Sí, el carro siempre está ahí, no se despega, pero la cercanía es engañosa: no puede adelantar a las bestias que tiran de él. Porfirio Fisac lo definió mucho mejor en la rueda de prensa: “en esta liga no se puede ganar un partido a tirones”. Y así fueron los cuarenta minutos, con el Fuenlabrada dando arreones cada vez que los gallegos tiraban del marcador, para que no se despegaran demasiado, pero sin la suficiente fuerza como para poder adelantarlos.

Blusens Monbus, tras un mini-seminario de 3 minutos impartido por Levon Kendall (doble, triple y asistencia), cogió desde el 2-7 inicial las riendas de ese carro y ya no las soltó, protegido en las alturas por su torre tunecina Salah Mejri, que ahogaba a los pívots locales, y amparado en el acierto anotador de Corbacho. Los fuenlabreños no cogían el ritmo, con Colom perdido en la espesura y Sergio Sánchez desplazado al 2, ejerciendo Cortaberría de base. Sólo el acierto individual, sin nadie realmente destacado, compensaba a duras penas la falta de agresividad en el rebote (de 11 posibles en su aro se dejó coger 5), en el ataque (no provocaron ni una falta de tiro) y en la defensa (llevaron 11 veces a Blusens al 4’60). Con los fichajes estelares de nuevo desaparecidos (Feldeine sin apenas incidencia, Gladyr que no salió hasta pasados 7 minutos y García que batió su record de cien metros-faltas), la mejor noticia para los locales en el primer cuartoera que sólo iban 16 a 23.

En la reanudación, cambiaron ligeramente las tornas. Luego de un breve intercambio de canastas, el partido se convirtió en un vibrante juego a campo abierto, donde los naranjas parecieron recordar las mejores etapas de la temporada pasada: subieron líneas aumentando la velocidad desde la defensa (5 pérdidas de balón gallegas en estos 10 minutos, con Adrián Laso incluso ensayando un dos-contra-uno contra el base contrario en media cancha) y taparon la gotera reboteadora en el aro propio (sólo 1 rebote ofensivo más de Blusens). El luminoso se igualó y, si no fuera por el sensacional partido de Corbacho, que cerró desde el exterior el 43-46 del descanso, los bueyes gallegos podrían haberse encontrado empujando el carro, en vez de tirando de él.

A la vuelta de las duchas, Mejri se hizo el amo de la cancha y volvió a despegar a los visitantes: corrió, tiró, posteó, reboteó, taponó, cambió tiros… Moncho, además, había dado órdenes claras de que había que volver a reducir el ritmo, que Fuenlabrada se atasca en las velocidades cortas. El ataque está tico se volvió la regla general, la defensa se aguzó y, a pesar del buen juego de Laso, Vega y un Sené más centrado que en el primer cuarto, así como de los esporádicos esfuerzos de Gladyr por engancharse al juego, Blusens mantuvo constantemente entre 5 y 7 puntos de ventaja (57-62 al final del cuarto).

En los 10 minutos finales, Fuenlabrada dio su último tirón, esta vez de la mano de Feldeine, que embocó 7 puntos consecutivos para colocar a los suyos con un cerradísimo 67-68, para locura del Fernando Martín. Pero la remontada no culminó a causa del omnipresente Corbacho, de la oscura labor de Dewar, de la sensacional dirección de Rodríguez y de la vuelta a los focos de Mejri, que tornaron a dar a Blusens Monbus 4 puntitos de ventaja (69-73). Restaban 2 minutos y medio, y ambos equipos fallaron varios ataques consecutivos. El primero que rompiera esa dinámica, que perdiera el miedo a ganar, se haría con la victoria. Mainoldi (-7 de valoración, jugador al que ya en la 2011/2012 le costó arrancar) concatenó una falta en ataque, otra en defensa y una técnica, dando a Obradoiro el respiro y la tranquilidad necesaria para rematar la victoria (71-79).

Se ve que, tras su larga travesía del desierto, la caravana de Moncho López ha decidido seguir la misma ruta de realismo y juego sobrio que, la pasada temporada, le permitió evitar sin demasiados apuros las tormentas de arena del descenso, confiando en poder llegar al mismo oasis con un bloque de veteranos fiables, de los que no suelen equivocarse, a los que se ha intentado completar con alguna apuesta de futuro, quizá más por necesidad que por vocación. La más llamativa, la encontrada en Túnez, al borde mismo del Sáhara, ese Salah Mejri que tanta atención concitó en estos Juegos Olímpicos. Personalmente, destacaría de él no sólo los elementos objetivos que lo adornan (altura, rapidez, coordinación, buena mano) sino, sobre todo, su fuerte determinación. No quiere ser una anécdota, uno de esos tantos jugadores que despilfarran los dones que la naturaleza les ha dado para ser alguien importante en este juego (…….., ………, etc., que el lector rellene los espacios en blanco), sabe que se le ha presentado la oportunidad de su vida, y no quiere desaprovecharla.

Por Fuenlabrada, como hemos dicho más arriba, muchas dudas. Y algunas de ellas, como reconoció el propio entrenador segoviano, le corresponde resolverlas a él. Aparte de cuestiones más intangibles, como la juventud de la plantilla, la falta de dureza en ataque y defensa, la baja forma (o personalidad de perfil bajo) de algunos veteranos que deberían dar un paso adelante, etc., se echa de menos, sobre todo en ataque, un juego más elaborado que facilite a los jugadores que tendrían que ser referencia posiciones claras (Feldeine, por ejemplo, en el último cuarto, tuvo que fabricarse sus propias canastas a base de técnica individual). Lo bueno, que tanto Porfi como sus jugadores no buscan coartadas: reconocerlo es el primer paso para superarlo.

Puedes seguir a Theobald en su cuenta personal de Twitter: @TheobaldPhilips



*No olvides puntuar este artículo (en la cabecera) y hacer un «+1 Google» (a continuación) para publicitarlo. Nos será de gran ayuda tu opinión. Gracias 🙂