Navarro y la continuidad espacio tiempo

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El partido empezó con un espejismo que hubiera hecho feliz a Lawrence de Arabia. Ayón anotaba una canasta a los 44 segundos de juego. La buena noticia para los fuenlabreños duró lo que tarda(ba) Frodo en convertirse en invisible. A partir de ahí, el Barça desplegó la filarmónica que lleva dentro.

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Navarro y la continuidad espacio tiempo

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Pedro Fernaud

31.octubre.2011

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Navarro es indefendible cuando se siente inspirado. Fuente de foto: acb.com


El partido empezó con un espejismo que hubiera hecho feliz a Lawrence de Arabia. Ayón anotaba una canasta a los 44 segundos de juego. La buena noticia para los fuenlabreños duró lo que tarda(ba) Frodo en convertirse en invisible. A partir de ahí, el Barça desplegó la filarmónica que lleva dentro.

 

Al Frente de la orquesta JC ‘Amadeus’ Navarro, autor de 21 puntos, escalonados con la facilidad de un tipo que traza un pasillo de continuidad tiempo cada vez que compone aciertos con la pelota. Da igual que sepas de las aviesas intenciones de JC, es indiferente que le persigas como un loco por toda la pista; al final, acabará recibiendo el balón y creará algo positivo (para su equipo y para la belleza de este deporte) con él: un triple, una canasta por elevación o te sacará los cuartos (faltas personales).

 

Frente al mito, el Fuenla semisesteó en la primera parte. Al equipo no le ayudó ni la errática dirección de Colom, ni el improvisado homenaje que, muy a su pesar, Ayón tributó a Manu Chao (me llaman el desaparecido…), producto de la agresiva defensa blaugrana….Tampoco ayudó el hecho de que Fisac no diera continuidad a las prestaciones de calidad de Mainoldi. Eso sí, aunque quedaron de relieve sus carencias (físicas y de experiencia) del recién llegado, fue emocionante ver un rato en la cancha a Álvaro Muñoz, Javi Vega y Adrián Laso. Buenas sensaciones sobre todo de Javi que, como bien dijo un amigo de la casa, estuvo entre los mejores jugadores naranjas si nos atenemos al binomio capacidad potencial-rendimiento, con un triple de mérito, con la mano de Vázquez en la cara e incesante actividad defensiva.

 

Sea como fuere, el encuentro entró en una fase bastante más emocionante en la segunda mitad. El paradigma de la situación fue el juego de Chuck Eidson. El alero norteamericano juega con la suficiencia que le dan sus infinitos recursos técnicos, pero acabó con 0 puntos, señal de que el Barça le perdió (inconscientemente) el respeto al Fuenla. Y eso que Lorbek y Marcelinho también iban dejando constancia de su clase.

 

Pero el Fuenla tiene una reputación: toneladas de orgullo, kilos de intangibles y el carácter de ganador de gente como Laviña (siempre excelso en defensa, que terminó el partido como base, todo un síntoma), Mainoldi (cuyo noviazgo con el triple, 2 de 3 en este partido, es eterno), Ayón (que resucitó en la segunda mitad) y algunos destellos de Penney y Sené.

 

No fue suficiente para voltear el partido; el equipo naranja tuvo que revolucionarse para robar balones o provocar el fallo de los blaugranas y cuando llegaba el ataque le faltaba un punto de sutileza. No obstante, la mañana nos dejó el aroma de un partido competido y la confirmación de que la Liga Endesa es un canto a la emoción por la (relativa) igualdad entre equipos de diferente condición social. Diez puntos (56-66) es la distancia que hoy día delimita el terreno entre el primero y el undécimo de la competición.



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