Pesadilla en la cocina

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Los Pacers están confirmando las señales que lanzaron hace un par de años ante los Miami Heat en playoffs, y que consolidaron el curso pasado en una apoteósica final de conferencia frente al mismo rival: son candidatos más que legítimos al título, siempre desde su defensa. Se sienten seguros.

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Pesadilla en la cocina

Juan Luis Barbero

25.febrero.2014

 

«Even if the sky is falling down, I know that we´ll be safe and sound».

 

Los Pacers están confirmando las señales que lanzaron hace un par de años ante los Miami Heat en playoffs, y que consolidaron el curso pasado en una apoteósica final de conferencia frente al mismo rival: son candidatos más que legítimos al título, siempre desde su defensa. Se sienten seguros.

 

La evolución de las estadísticas avanzadas y su inclusión definitiva en la gestión deportiva de las franquicias (ahí está el caso del dúo Hollinger-Joerger en los Grizzlies) viene consolidando dos pilares básicos a la hora de construir sistemas ofensivos lo más eficientes posibles. El tiro desde la media distancia es un recurso prescindible, los ataques de verdadero impacto alternan opciones próximas al aro con lanzamientos desde la línea de 3 puntos. Ahí tenemos casos como el de los New York Knicks (récord de triples anotados por un equipo en la historia de la liga, 891), Stephen Curry (jugador con más triples anotados en una temporada, 272 el pasado curso) y el de los Houston Rockets de Kevin McHale.

 

La defensa de autor ideada por Frank Vogel convirtió a los Pacers en el segundo equipo de la NBA 12/13 que menos puntos por partido encajó (90.9, sólo por detrás de Memphis) y en el mejor a la hora de dificultar el acierto en el tiro de los rivales, tanto globalmente (un pírrico 42%) como desde la línea de 3 (dramático 32.7%). Y la temporada 2013/2014 está demostrando que el acorazado del Medio Oeste no había llegado a su límite a la hora de proteger la canasta, por sorprendente que parezca.

 

Consumido más del 60% del curso, Indiana ha bajado aún más el porcentaje de efectividad de sus rivales (41.2% en tiros de campo, devastador 39.4% en los partidos disputados en el Bankers Life Fieldhouse), es el equipo que menos asistencias permite a sus adversarios (únicamente 17.8 por noche, bloqueando sus sistemas de ataque gracias a la agresividad de su defensa perimetral) y el que menos puntos encaja en la pintura de toda la liga (34.9, mejorando de nuevo los guarismos de la temporada pasada). Entrar hasta la cocina de los Pacers es una verdadera pesadilla.

Tan mastodóntico esfuerzo es evidentemente fruto del trabajo colectivo, de la coordinación perfecta en un grupo con varios jugadores diferenciales cuando de bajar el culo atrás se trata. Pero hoy vamos a centrarnos precisamente en el mastodonte del equipo, en el gólem que patrulla la zona de Indianápolis.

 

Roy Hibbert es el gran favorito si hablamos del premio al Jugador Defensivo del Año. El equipo cada vez le necesita con menos regularidad en fase ofensiva (con George y Stephenson mejorando día a día, sobre todo el primero), así que el jamaicano puede centrarse en la que es su mayor fortaleza. Los adversarios de Indy encuentran noche tras noche en la pintura a un monstruo inabordable en la defensa uno contra uno y eficaz en las ayudas. 2.5 gorros por duelo, multitud de tiros alterados y la oportunidad para el resto del equipo de aumentar su presión sobre la línea exterior del rival, abrigados por el gigante ubicado a sus espaldas. Incidencia brutal pues en los dos focos fundamentales de los sistemas de ataque modernos.

 

Hibbert cierra a cal y canto el espacio aéreo de los Pacers. Fuente de foto: acb.com

 

A sus 27 años (5 temporadas de experiencia en la liga), Hibbert ha pulido también su inteligencia en pista. El problema del exceso de faltas cometidas sigue estando ahí (es un factor inherente a su juego), pero se va atenuando lentamente. Y, en unas hipotéticas finales de conferencia ante las huestes de King James, su importancia ofensiva se disparará de nuevo, con Bosh y cía impotentes a la hora de frenar a la mole de 120 kilos en su cocina.

 

La nueva fiebre amarilla y su gigante, amenaza real para el trono de Lebron.