Sánchez-Herreros-Laso o el trío la-la-la

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La sección de viscerales de Fiebre Baloncesto está que humo. La verdad, echamos de menos que se anime a escribir en esta sección (irreverente, visceral y políticamente incorrecta) alguien que no sea del Estu o del Madrid. Mientras ampliamos nuestro horizonte de hinchas que argumentan sus filias y fobias, os dejamos con una nueva muestra de agudeza y ‘buena’ leche de Daniel Molina, al que, con independencia de que se compartan o no sus opiniones, no se puede negar un sólido uso de la teoría argumentativa para defender sus preferencias y lejanías.

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Sánchez-Herreros-Laso o el trío la-la-la

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Daniel Molina

10.julio.2012

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Para gustos se hicieron los colores; el caso es que la gestión de Alberto Herreros al frente de la sección de baloncesto del Madrid no acaba de convencer a Daniel Molina, como argumenta en este artículo. Fuente de foto: deportesonline.com




Alberto Herreros Ros ha sido uno de los mejores jugadores de baloncesto nacionales de todos los tiempos. Talentoso alero de 199 centímetros, con excelente tiro exterior, jugó para el  Real Madrid entre 1996 y 2005. Su último servicio, un triple glorioso en Vitoria que le dio al club su última liga en Baloncesto. Nadie sospechaba entonces que aquel triple iba a suponer en el futuro una penosa hipoteca al regalarle posteriormente un puesto en la dirección deportiva, siendo un factor más en la ecuación que nos da una de las etapas más grises de la Sección.

Juan Carlos Sánchez Lázaro, anteriormente vicepresidente de la Federación Española de Baloncesto, no reconocido por una labor especialmente hábil en la gestión deportiva, sí por cultivar amiguismos en los entornos federativos con los que frecuentar mesones. Es probable (al menos eso se escucha) que Florentino Pérez le ofreciera el puesto de Director de Baloncesto, en detrimento de Antonio Maceiras, como pago de algún tipo de favor. Su hito más destacado desde que asumió la dirección fue dinamitar el último intento de Proyecto serio para la Sección abriendo hostilidades con la apuesta de club por entonces, Ettore Messina.

Pablo Laso Biurrún era un pequeño base de 178 centímetros, de aquellos de la vieja escuela: diestro en la dirección y especialmente habilidoso a la hora de repartir asistencias. Jugó para el Real Madrid dos años, entre 1995 y 1997, y a partir del 2003 empezó su trayectoria como entrenador, volviendo a Madrid en la temporada 2011-2012 por las “rebajas”, debido a su baja ficha y a su más que buena relación con Alberto Herreros y Juan Carlos Sánchez. Dicen que el Madrid con él recuperó el baloncesto espectáculo, y bien pudiera ser cierto: pocas veces antes ha sido tan incierto el discurrir y el resultado de un partido del equipo,  e igualmente pocas antes se habían gestionado tan caóticamente ventajas en partidos trascedentes, como el primer envite en la final de la liga de este año.

Y hete aquí las tres patas del banco que tristemente condicionan el futuro de la Sección de Baloncesto del club a corto plazo. Como reconocimiento de la magnífica temporada, en la que no se llegó a cuartos de Final de la Euroliga y se perdió de manera tragicómica la final de la liga ACB contando con la mejor plantilla en España, también la mejor madridista de no menos los últimos tres lustros, se le extendió una temporada más el contrato a  Pablo Laso -hasta las 2014- para que se asegure un jugoso finiquito en caso de un batacazo durante los próximos meses.  Y es que había que actuar pronto: CSKA,  Panathinaikos y Maccabi llamaban a la puerta en busca del noble y bonachón entrenador para liderar sus próximos Proyectos.

Después de la renovación de nuestro querido Pablo Laso, se pasó a prescindir de Nole Velickovic y Ante Tomic (también de Singler, ya conocido), sólo confirmado entonces porque sus fotos desaparecieron en la web oficial como parte del plantel, tampoco hubo una sola nota agradeciendo los servicios prestados. Detallazo.  Para el primero ya sabemos por la prensa que hay un sustituto con nivel de ‘crack’: Marcus Slaughter, al que ya se le ha “bautizado” como el ‘Massey v.2’. Un titán de 203 centímetros que nos asegura mates espectaculares, aunque no la meta a más de 2 metros. Él y Felipe Reyes formarán una pareja de pívots temibles, fuertes y de envergadura para fajarse con sus rivales en la zona, que les sacarán no menos de una cabeza.

Para el segundo, el blando de Ante, aún no hay sustituto. Pero no hay prisa, tenemos a Herreros buscando por Youtube, y además todos sabemos que Europa está plagada de pívots de nivelazo y más de 215 centímetros como el croata. Y es que Ante Tomic era muy bueno técnicamente y nuestra referencia en la pintura, pero era flojito en la trabajadísima defensa de Laso y no entendía  los complejísimos sistemas que aplicaba nuestro entrenador, así que mejor se vaya gratis al Barcelona, que a nosotros no nos sirve.

 



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