Save Nowitzki

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Haciendo gala de su gran facilidad para desaprovechar oportunidades y perder partidos prácticamente sentenciados, Miami dejó marchar la segunda victoria en casa perdiendo ante Dallas (93-95) y dejando la serie igualada (1-1). Sin embargo, Miami asaltó el American Airlines Center ganando 88-86 y dejando la serie 2-1 a su favor y la tranquilidad (relativa) de poder ganar las finales con los partidos 6º y 7º (si hicieran falta) de nuevo en casa. Dirk intentó defender a toda costa el factor campo y aprovechar una posibilidad inigualable, pero la mayor parte del encuentro se vio solito contra todos (34 puntos, 11 rebotes). Esta noche (Miércoles 8 – 3:00h, hora peninsular) Dallas tendrá una nueva oportunidad para rehacer el equipo, ‘limpiar caquitas’, reasignar roles, empezar a sacar petróleo de los dos partidos que le quedan en casa y ponerse las pilas como equipo ayudando a su líder. En resumen, «Salvemos a Nowitzki» (Save Nowitzki).

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Save Nowitzki

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Alejandro Echeverría Rey

7.junio.2011

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Nowitzki es un tío rudo y valeroso. Cualquier parecido que se le saque (exceptuando el de Shaggy de Scooby-Doo) siempre será de algún despiadado guerrero bárbaro o vikingo. Puede ser ese el motivo por el que nadie advierte nunca las claras señales de socorro que emite su expresión cuando está en apuros. Ojos taciturnos de mirada circunspecta, labios apretados (muy sugerentes para más de una, y de uno) con mentón prominente-cavilante, carrillos semillenos de aire, gota inmensa de sudor invisible al ojo humano al más puro estilo Manga. Todo ello junto nos está diciendo algo a gritos y no queremos/tenemos-tiempo-para entenderlo… «Me han dejado solo esos fulanos, ¡socorro!».

Si pasamos a la foto nuestro filtro ‘scanner-X-Y’, que todo lo sabe y lee en lo más profundo, podemos ver fácilmente la imagen interna y lo que en realidad nos quiere transmitir. 

 

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A que ahora sí te rascarías el bolsillo para dar unos céntimos por la causa, ¿verdad?

 

Para entender la situación hace falta que nos remontemos al segundo partido de la serie. Haciendo gala del sobre-empanamiento que les caracteriza y que pronosticamos después del primer partido, los Heat no supieron gestionar una ventaja de 15 puntos a falta de 7 minutos que perdieron por completo en un parcial de 22-5 a favor de los Mavs. Tras esta derrota, Dallas empataba la serie (1-1) robando la piedra preciosa de Miami, su factor cancha. Una de las principales razones de este desenlace fue el bajo rendimiento y desconcentración (4 de 16 en tiros de campo) de Chris Bosh.

 

Y es que los Heat no supieron aprovechar (Lebron «sólo» 20 puntos) uno de los mejores partidos de post-temporada de Wade (36 puntos), que recolectó muchos y buenos frutos en su emparejamiento con el venerable anciano Jason Kidd. Otro motivo fue la gran colaboración por parte de Marion y Chandler (20 y 13 puntos, respectivamente) en el ataque de los Mavs, completando los números de Nowitzki y Terry (24 y 16 puntos). La razón de la remontada la sitúan varios de los protagonistas en haber jugado esos últimos minutos completamente relajados (dejando fluir la experiencia con la que aventajan a Miami) y sin demasiadas jugadas ensayadas.     

Con un partido ganado en Miami, los Mavs se relamían de gusto por la oportunidad que se les presentaba de llevarse las series con los tres partidos seguidos que tenían en Dallas. Tanto se relamieron (y venga relamer y relamer…) que algunos de ellos se olvidaron incluso de jugar el tercer partido. En realidad estamos hablando de todos menos Dirk, que tuvo que echarse a sus espaldas el equipo al completo y empujar él solito la rueda de molino como Konan en sus años mozos. Y no es que lo diga yo, lo dicen sus compañeros. En especial Jason Terry que se lamenta de no haber ayudado demasiado a Dirk: “Well, we didn’t really give [Dirk] much help…”. Y es que en el último cuarto, que por cierto jugó enterito, se dedicó a vagabundear por la pista para construir su decisivo 0 de 4. Por lo menos afirmó segundos después que se tomarán el cuarto partido como si fuera el séptimo. ¿Cómo? ¿Debemos entender que se refiere a que lo mismo ni lo juegan?

 

La cosa es que Wade volvió a brillar (29 puntos, 11 rebotes), con Lebron y Bosh acompañando muy discretamente (17 y 18 puntos) y con Chalmers desatascando el ataque de Miami en varias ocasiones con sus 4 triples. Si en el lado opuesto pones al gran Nowitzki (34 puntos y 11 rebotes) acompañado por los pitufos (Terry 15 puntos, Marion 10p, Kidd 9p, Chandler 5p, etc), lo raro es que finalmente Dallas pierdiera sólo de dos puntos (86-88). El tanteo bajo no debe hacernos pensar que la defensa de los Mavs fue regular y asfixiante. Todo lo contrario, el conglomerado Lebro-Wade-Bosh machacó la canasta de todas las formas y colores, eso sí, necesitando ataques más largos de lo habitual. Por lo tanto, parece que el tanteo alto es una de las soluciones que debería tener en cuenta Dallas para salir del agujero negro en el que se encuentra.   


A «Lola the fortuneteller», la hipotética versión NBA de la pitonisa Lola, le encanta hacer predicciones basándose en hechos históricos un tanto absurdos. Una de esas deducciones la manejan numerosos analistas en todas las cadenas norteamericanas. Desde que el formato de las finales se cambió en 1985 a 2-3-2, 11 series empezaron con empate a 1-1. En todas las ocasiones el que ganó el tercer partido, terminó ganando el campeonato. De lo que se deduce que Miami ganará este año. ¿Cómooooooooooo?

 

Claro que, otro tipo de analistas (menos conocidos, eso sí) manejan otras estadísticas: durante los últimos 20 años, el equipo que más calvos ha tenido en cancha durante el segundo partido de las finales, ha terminado ganando el trofeo. Ergo, este año el campeón será sin duda Dallas (recordad que Kidd vale por dos al ser calvo natural). Los números, siempre los números.

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Resumen: Miami está caminando por la línea de lo esperado. Defendiendo más de lo esperado y con menos roces entre machos alfa de los esperado, lo que posibilita que los tres grandes se acerquen a 20 puntos en todos los partidos. En Dallas, sin embargo, sí tienen margen para cambiar las cosas y dar una sorpresa. La clave está en el ataque (dado que no hay quién defienda a Miami cuando ataca de forma coordinada), concretamente en subir el tanteo del partido. Para ello la solución no es que a Dirk le salga otro par de brazos, como muchos están pensando ya. La solución pasa por ‘Jet’, el remolón. Lebron le ha hecho tanta sombra que Terry puede entrar en estado de autismo por la falta prolongada de sol.

 

Dado que Jason Kidd nunca modificará su rol de pasador, una posible solución real a este problema es que el pequeño-gran Barea se ponga serio y comience a carburar desde esta misma noche. Esto movería de una vez por todas, con la ayuda de Chandler para liberar a Nowitzki, la defensa de Miami y dejaría un poco más de espacio a Jason Terry para empezar a lucirse. Y es que ahora mismo Barea no está aprovechando en absoluto sus 15-20 minutos de juego (con 1/8, 2/10, 3/13 en tiros de campo en cada partido), lo que hace que Miami ni se tome en serio su presencia. Todo lo contrario ocurrió en las finales de conferencia contra los Lakers donde fue realmente decisivo, lo que motivó que intentaran incluso deshacerse de él. Primero Artest en el segundo partido.

Y posteriormente Bynum en el cuarto.


Para contrarrestar el golpe anterior, dejamos como imagen del último partido esta entrada de Barea ante Chalmers y Bosh, que no es más que un aperitivo de lo que puede darnos a partir de ahora. Podéis ver el video completo directamente en el siguiente enlace de la web nba.com: Pincha aquí para ver el video.

 

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