Segunda unidad con frac

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Algunos partidos nos colocan en el otro lado del espejo. El pasado martes día 10, Alejandro Echeverría se quejaba con toda lucidez  de la parcialidad del arbitraje que medió en el partido que la selección jugó en Liubliana frente a Eslovenia. Ayer, el mismísimo Manu Giboli ‘rajaba’ a través de su cuenta Twiter a propósito de la labor de los trencillas españoles en el primer partido de la roja en el Torneo de Logroño. Factor cancha inevitable, que ayuda a modelar el carácter de un equipo ante la adversidad. Sea como fuere, el partido definió las fortalezas de los contendientes. De un lado, los argentinos se agarran a la inmensa clase de Scola (26 puntos y 7 rebotes) y Delfino (16 puntos y 8 rebotes) para competir con garantías frente a quien se tercie. De otro, España minimiza las bajas de sus hombres clave (ayer cayeron lesionados Marc y Rudy) con las lujosas posibilidades de su amplia plantilla, en la que ayer Reyes y Navarro se hermanaron (14 puntos cada uno) para enseñar el camino del triunfo a sus compañeros.

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Segunda unidad con frac

Pedro Fernaud


83- ESPAÑA (23+19+22+19):
Navarro (14), Calderón (10), Marc Gasol, Mumbrú (7), Garbajosa (3) -quinteto inicial- Rubio (7), Reyes (14), Claver (2), Vázquez (9), Llul (9) y San Emeterio (8).
76 – ARGENTINA (17+23+23+13):
Scola (26), Prigioni (2), Juan Pedro Gutiérrez (4), Delfino (16), Jasen (7) -quinteto inicial-, Quinteros (7), Lonardo Gutiérrez (9) y Kammerichs (5).

ESPAÑA (83): Navarro (14), Calderón (10), Marc (0), Mumbrú (7), Garbajosa (3), Rubio (7), Reyes (14), Claver (2), Vázquez (9), Llul (9) y Emeterio (8).

ARGENTINA (76): Scola (26), Prigioni (2), Juan Pedro Gutiérrez (4), Delfino (16), Jasen (7), Quinteros (7), Lonardo Gutiérrez (9) y Kammerichs (5).

 

 

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España compitió con mucha regularidad y empuje frente a los talentosos (y veteranos) argentinos.

 

Algunos partidos tienen más impacto que otros por su carga simbólica. El de ayer fue uno de ellos. España jugó en una plaza de toros (la de la Ribera) y Logroño tuvo el privilegio de albergar el partido al aire libre con más aforo en la historia de este deporte: 10.750 espectadores. Imaginad lo que se podría hacer con semejante masa social en la Liga ACB. Sea como fuere, el partido tuvo poco de amistoso.

 

Cuando se enfrentan España y Argentina, uno tiene la sensación de que Batman y Joker están haciendo unos guantes. Ambas selecciones definen su carácter en función del otro. Y con ese antagonismo es natural que salten chispas. Los argentinos son cancheros, rudos y poseen una buena actividad defensiva, como comprobó ayer España, (que cometió13 pérdidas de posesión).

 

La historia del partido se caracteriza por la igualdad. En el primer acto, España despegó con suficiencia en el marcador (23-17). En el segundo, fueron los argentinos quienes se apretaron el acelerador (19-23). En el cómputo global, merece la pena celebrar el fantástico momento de forma que atraviesa Alex Mumbrú, una destreza actual a la que también se une Fernando San Emeterio, que hace de cada entrada a canasta un tratado de física y engaño.

 

Sea como fuere, España demostró buen rodaje competitivo y mejor fondo de armario. La mejor noticia del día la ofreció Sergio Lllull (9 puntos), que reapareció con nota: embocando dos triples importantes y secando al talentoso Delfino.

 

Así las cosas, España se encomendó a la exuberancia anotadora de Reyes y Navarro, que encontraron a su mejor suministrador de balones en la figura de Ricky Rubio, autor de siete puntos y cinco asistencias). Fran Vázquez ofreció su versión más intimidante y Calderon puso el ritmo que mejor convenía al equipo. Al final, España domó a los otrora campeones del mundo y olímpicos gracias a la calidad de su banquillo y la intensidad de la defensa, que ejemplificó con magisterio el binomio Llull&Ricky.