Síle, Nole

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Voluntad, empuje y refinamiento, con esas coordenadas Novica, Nole, Velickovic edificó las vigas principales del triunfo del Madrid ante el Caja Laboral (73-64) en un partido repleto de alternativas y ritmo, como el mejor cine de acción. Theobald Philips nos edita la pelicula con tomas en 3D, cortesía de su inteligencia y sentido del humor; con esas variables, siempre es más fácil detectar el gran partido que se marcaron tipos como Brad Oleson, Nemanja Belijca, Carlos Suárez o Kyle Singler, personajes protagónicos de una saga que aglutina las dosis adecuadas de drama, emoción y variabilidad de humores y habilidades como para no poder quitar ojo de lo que sucede en la pantalla o en la pista, dependiendo de cuál sea el grado de afinaidad de uno en relación a estas notables escuadras. 

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Síle, Nole

Theobald Philips

27.mayo.2012

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“Síle, nole, síle, nole”. Como los niños que cambian cromos, el Madrid encontró al que necesitaba para completar la victoria. El talento y coraje del serbio encendió a sus compañeros. Fuente / Fotógrafo: ACB Photo / Ángel Martínez



El baloncesto es un deporte de sensaciones en el que problemas físicos, presión, miedo e incluso superstición, agarrotan o sueltan las muñecas de forma a veces incomprensible. Si además eres el ciclotímico Real Madrid de Laso, esa característica se eleva multiplica por mil y, o bordas el “Juego Total”, o eres un desastre. Incluso esa locura salta a grada y medios, y las sensaciones del último partido se convierten en un destino ya escrito e incontestable: si el equipo jugó bien o, mejor dicho, si ganó, arrasará hasta el fin de los tiempos; si por el contrario, perdió, son unos inútiles que prácticamente ya están eliminados.

Dusko conoce esa psicología blanca y, por ello, decidió plantear el segundo partido a base de poner palos en las ruedas a su oponente. Silogismo: si el Madrid no corre, ataca mal (tesis), si el Madrid ataca mal, defiende mal (antítesis), luego (síntesis) impidamos correr al Madrid, aunque sea gastando faltas, y ganaremos. Si no corren, se dijo, no meterán puntos, los nervios les harán fallar hasta los tiros libres (15/22) y, además, se desconcentrarán atrás, por lo que encontraremos buenas posiciones de tiro; y como nuestro banquillo ha demostrado ser más consistente que el suyo, nos podemos permitir ser muy agresivos y cargar nuestro casillero de personales (26 a 13).

El primer cuarto y medio dio completamente la razón al montenegrino, ya que Baskonia consiguió y mantuvo fácilmente entre 7 y 8 puntos de ventaja. Nemanja Bjelica encontraba posiciones liberadas y el efectivo Oleson, además de seguir amargando la noche a Carroll, oteaba piscinas en vez de aros desde el 6’75. Poco importaba que Milko Bjelica y Lampe tuvieran que irse al banquillo por faltas ya que los blancos, ofuscados, no eran capaces de aprovechar las ventajas que ello podía traerles. En la grada, a cada embestida sin sentido de Llull contra un muro de brazos verdes, a la siguiente vez que Jaycee se encerraba entre dos y tres defensores, al nuevo balón que se les resbalaba a los pívots, al enésimo fallo de su equipo en el tiro libre, la gente se intercambiaba miradas de “te lo dije” y “esto ya se veía venir”. Sólo Suárez, muy serio durante todo el partido, rendía a verdadero nivel entre los blancos.

Aproximadamente en el minuto 13, con 15-23, Laso cambió a un desestabilizado y desestabilizador Llull por Sergio Rodríguez y, además, le hizo coincidir en pista con Singler. Fue como si en ese momento el Madrid preguntase “¿llego tarde?”. Como había ocurrido el jueves, la mezcla de ritmo alegre del canario y de inteligencia baloncestística del americano (para el que desde ya reclamo que se preparen más jugadas), supuso la reacción de su equipo. El Madrid por fin encontraba el camino del aro baskonista y, como no podía ser de otro modo según lo visto durante esta temporada lo hacía porque…estaba más ajustado en defensa. Al descanso, empate a 31 y todo por decidir.

En la reanudación, el monomaníaco Caja Laboral seguía a rajatabla las directrices del sargento Ivanovic. Defensa a muerte y mejor una falta que una carrera, que según avance el partido un Madrid maniatado se diluirá en su locura. Todo parecía ir bien y, si Baskonia no conseguía más de 3 o 4 puntos de ventaja, era porque la entrada de un acertado Tomic por Begic había abierto una vía de anotación para los blancos. Era el primero de los cromos que se cambiaban los equipos.

La igualdad se rompió a favor de los locales cuando el Madrid se creció en su locura de vasos comunicantes, cuando se soltó a partir de la defensa. Y cuando cambió un nuevo cromo sorpresa. Novica Velickovic se desmessinó y, superadas sus inoportunas lesiones de rodilla, embocó cinco puntos consecutivos, triple incluido, que tuvieron además el efecto de despertar a Llull. Era el momento de la intensidad, de correr y, en esas lides, pocos hay mejores que el “Caballo Loco” menorquín. Tras un 10-0, encontrada la ruta de la victoria, los madridistas no se desviaron de su objetivo y el tercer cuarto terminó 54-47.

Los intentos de Caja Laboral de remontar fueron inútiles. El Madrid estaba en su modo “Juego Total”, defendiendo y atacando. Velickovic superaba en el poste bajo a su defensor, ya fuese aprovechando la ventaja sobre Nemanja Bjelica o fabricándose semiganchos ante la fortaleza de Teletovic. Suárez, bordaba un partido sensacional, sobre todo si añadimos a sus 13 puntos de valoración (10 pt., 5 reb.) los 9 que le restó a San Emeterio, una de las piezas claves de la anterior victoria baskonista. Llull, por fin estaba a su nivel al encontrar su ritmo en el del partido e incluso Carroll se añadía tímidamente a la fiesta, cuando le dejaba el de Alaska.

Con la desventaja inamovible alrededor de los 10 puntos, Dusko intentó presionar en toda la cancha con un equipo sin pívots, pero con una decisión para mi incomprensible: Heurtel (0% en tiros de campo) en vez de Prigioni. Laso, con sus dos bases en un equipo de bajitos (sólo Felipe por dentro), le dio suficiente réplica para rematar el 73-64 final.

Hubo muchos cromos cambiados respecto al jueves: el Real Madrid reencontró a Velickovic, Llull, Suárez, Tomic y, en parte, Carroll, mientras que Caja Laboral perdió a Lampe, San Emeterio, Milko Bjelica y, en parte, Prigioni. ¿Quién acabará antes la colección? Imagino que, en sus sensaciones, la prensa y la grada y la grada madridista ya ven claro un 3-1…

 



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