Sufrimiento innecesario

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A pesar de la hora los aficionados del Unicaja acudieron al Martín Carpena dispuestos a ver un gran concierto interpretado por los nuevos solistas que este año han llegado al club de los Guindos. Lo que no sabían, es si iban a ver una sinfonía tocada al unisono o si los músicos, al igual que en algunos momentos en Madrid, comenzarían de una forma armónica, para luego ir desafinando poco a poco hasta convertir la matinal en una composición que recordara viejos, o no tan viejos, tiempos.

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Sufrimiento innecesario. Unicaja 73 – Joventut Badalona 71

Iñaki Amestoy

7.actubre.2012

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Albert Oliver, nuevamente el motor del Joventut con sus 21 puntos. Fuente de foto: ACB Photo / Mariano Pozo



A pesar de la hora los aficionados del Unicaja acudieron al Martín Carpena dispuestos a ver un gran concierto interpretado por los nuevos solistas que este año han llegado al club de los Guindos. Lo que no sabían, es si iban a ver una sinfonía tocada al unisono o si los músicos, al igual que en algunos momentos en Madrid, comenzarían de una forma armónica, para luego ir desafinando poco a poco hasta convertir la matinal en una composición que recordara viejos, o no tan viejos, tiempos.

Ya en la presentación, los aplausos eran generalizados entre los presentes, como si el público del malagueño quisiera demostrar a su equipo que lo pasado pasado está.

A destacar la ovación con todo el pabellón en pie, que recibió Andrés Jimenez, que luego respondería con lo que mejor sabe hacer, jugar al baloncesto.

En el primer acto, el Unicaja salió desafinado, algo que aprovechó muy bien el Joventut para coger una pequeña renta de inicio que se fue hasta el 0-7 en el minuto dos. Esta brecha la solucionó Urtasun con una buena canasta pero los malagueños no acababan de tocar bien la sintonía que les había indicado su director, Repesa, que se desgañitaba y se desfondaba haciendo aspavientos esperando que sus chicos reaccionaran y empezaran a hacer lo que él pedía.

El croata miró al banquillo y ahí vio, en una esquina, abandonado, pensativo, a Gist, al que mandó salir para arreglar el desaguisado que les estaba haciendo un Joventut que se apoyaba en sus hombres veteranos, Savané y Oliver, para mantener el marcador.

Allí salió en americano en el minuto 4 del cuarto, para, en un abrir y cerrar de ojos, anotar 7 puntos seguidos, incluido un triple que levantó a la parroquia malagueña de sus asientos.

En el minuto 9, Perovic, que debe ser el especialista de este remozado Unicaja, conseguía empatar el encuentro a 15 para que, una canasta de Urtasun en el último segundo, pusiera a los chicos de la Costa del Sol por delante en el luminoso (20-18).


En los segundos diez minutos, el conjunto local, salió a por todas. Apoyado en una gran defensa y en tres jugadores destacados como Williams, Lima y Zoric (11 de valoración en este cuarto), endosó a los verdinegros un parcial de 16-0 que ponía el 36-18, dando a entender que los chicos de Repesa no querían prisioneros en esta batalla.

Barrera por parte del Joventut fue el encargado de cortar la sangría y en el minuto 7 de este cuarto anotaba los primeros puntos de la “Penya”. Parecía que el Unicaja se dormía en los laureles y con un Oliver que empezaba a cargarse el equipo a la espalda, el conjunto verdinegro llegaba con vida al final de los primeros 20 minutos y conseguía ponerse nueve abajo (36-27)

Pero nunca hay que dar por ganado un encuentro y menos cuando te enfrentas a un equipo como el de Badalona que mezcla, a partes iguales, juventud y veteranía.

Las tornas se cambiaron en el tercer capitulo de la mañana y los chicos de Maldonado “apretaron el culo” y se pusieron a defender como si les fuera la vida en ello. La intensidad que ponían en sus acciones propició que el Unicaja agotara la posesión de los 24 segundos e incluso la de 5 a la hora de sacar. Los del Juventut, con Gafney en el papel estelar (10 puntos y 15 de valoración en este periodo) y un Oliver que les “comía la tostada” claramente a sus pares, se pusiera a un solo punto al finalizar los terceros diez minutos (53-52)

El último cuarto fue un toma y daca de los dos equipos. El respetable empezaba a ver viejos fantasmas y se preguntaba si este año no se parecería a los anteriores y se volvería a sufrir en casa. Pero, ahí estaba la figura espigada de Jimenez (máxima valoración del Unicaja con 14). El último Samurai, el guerrero de Siam, quería corresponder a la salva de aplausos que había recibido en su vuelta a casa, y como si de un mochilero se tratara, subió a todos sus compañeros a su espalda y empezó a demostrar que el que tuvo, retuvo, y que no hace falta aportar, a veces, puntos o rebotes para ser el más destacado y el hombre importante del encuentro.

Su pundonor y carácter contagió a sus compañeros de fatigas para que en un último esfuerzo, y tras tener el partido casi perdido (64-69) a falta de muy poquito para el final, el Unicaja se llevara la victoria por 73-71 tras un triple de Simon, el fallo desde la linea de tiros libres de Fisher, tenía tres y solo aprovechó dos, y un último cañonazo en forma de mate, de un Fran Vazquez al que se le empieza a ver cómodo en su vuelta al hogar.

DECLARACIONES DE REPESA

El entrenador croata, que no se casa con nadie, respondió un par de preguntas que vamos a destacar ahora.

  1. Al ser preguntado por lo que opinaba de que Jimenez hubiera sido el jugador más valorado de su equipo, respondió : “Jimenez en estos momentos está en mejor forma física y defiende mucho más de lo que lo hacen Calloway, Williams y Gist” (aviso para navegantes)
  2. A la pregunta de que es lo que pensaba sobre que el Unicaja solo hubiera metido tres triples en todo el partido, espetó con sorna : “Si lo que quieres es preguntarme si me hace falta un tirador, pregúntamelo directamente y te contestaré encantado” tras la respuesta hizo un gesto de afirmación.


Sobre lo primero, totalmente de acuerdo con el croata. Oliver volvió locos a Williams y a Calloway y Gaffney hizo lo que quiso en el tercer cuarto con sus pares.

Sobre lo segundo, quizás ese sea el debe del Unicaja este año, un tirador que abra las defensas para poder jugar más dentro que es el punto fuerte de los malagueños, pero Simon, una vez, y Urtasun, otra, no se lo han pensado cuando el balón quemaba en las manos de sus compañeros.

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