Supercopa extrema

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Afortunadamente, el baloncesto siempre está dispuesto a reinventarse. Las semifinales de ayer de la Supercopa se inscriben en ese principio. En el primer capítulo, asistimos a un duelo muy igualado entre Caja Laboral y Power Electronics Valencia. Un partido abundante en buenas defensas y regularidad en casi todos los órdenes. Al final, definió la suerte del choque Nando di Colo, el base francés, autor de una canasta con suspense que puso la suerte del partido a favor de los valencianos, que este sábado, a las 19.00, jugará su primera final de Supercopa ante un Barcelona que tiene sus automatismos perfectamente engrasados. Así lo padeció este viernes el Real Madrid, cuyos jugadores y entrenador no hicieron honor a la camiseta que representan: ni por orgullo, ni por actitud…Ni por acierto.

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Supercopa extrema

Pedro Fernaud

25.septiembre.2010

 

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Frente al Madrid, no fue el mejor día de Navarro (6 puntos en 17 minutos), pero ya ha dejado

muestras de su inmensa clase en la sesión previa del concurso de triples que se celebra en la

tarde de este sábado, al lograr esta mañana 28 puntos, el mejor de todos en la previa

de concurso. Fuente de foto: acb.com.

 

Todo lo contrario sucedió con el equipo de Xavi Pacual. Los blaugranas jugaron con una versión bastante cercana a la alta definición del baloncesto FIBA. En defensa, se movieron con una eficiencia sinfónica, coronada con las prestaciones físicas de algunos de sus mejores jugadores. En esa línea, se puede mencionar el gorro que Morris le puso a Llull cuando el menorquín estaba ya en el hall de la canasta. Sergio Rodríguez o Felipe Reyes también sufrieron los rigores anti-cielo de los hombres altos blaugrana.


En ataque, los vigentes campeones de Europa jugaron con una intensidad y acierto que desbordaron a los blancos. Dirigiendo las operaciones, estuvo Ricky Rubio, el hombre con mejor valoración del encuentro merced a sus 13 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias y 3 robos. Y como jefe al mando de las tropas de Pascual funcionó un renacentista del puesto de alero: Terrence Morris, que está para lo grueso (defensas intimidantes) y para lo fino (triples bien lejanos).


Así las cosas, el Madrid apenas plantaba cara. Se perdía en un carrusel de cambios que ponían en evidencia la falta de pausa de su entrenador para contagiar paciencia a los suyos y también la falta de autoconfianza de unos jugadores que, o bien acaban de llegar, o bien presentan una enfermedad llamada ‘barcelonitis’, que les invalida para plantar cara a los blaugrana, por mor de una especie desometimiento mental que a veces puebla las cabezas de algunos deportistas de elite (piensen en Federer cuando juega con Nadal o, hace no tanto, en la selección española de fútbol frente a la italiana).


La definición más estremecedora del encuentro la dio el capitán merengue, Felipe Reyes: “Jugando así no ganamos ni a un equipo EBA. Hubo momentos en los que hubiese preferido estar bajo tierra”.


Sea como fuere, el Barça ofreció una exhibición de juego y regularidad. Por eso estuvo cerca de duplicar los rebotes de los merengues (41 por 26) y anotó un sinderal 57% de los triples que probó (13 de 27). Cifra muy estimable si consideramos la recién estrenada nueva distancia de los tiros de 3 (6’75). Honor pues a este superequipo, vigente campeón de la Euroliga, que esta tarde se enfrenta al actual jerarca de la Eurocup, el Power Electronics Valencia.


Para llegar hasta aquí, los taronjas compitieron de igual a igual con el Caja Laboral, que tiene importantes recursos, pero que todavía echa de menos a Tiago Splitter. Es cuestión de paciencia y trabajo. La mejor definición del partido entre los anfitriones y los levantinos la dio el entrenador visitante, Manolo Hussein: “Ha sido un partido propio de pretemporada, en el que han prevalecido los errores sobre los aciertos”. Al tiempo que apuntó a “intensidad defensiva” como la clave del triunfo de su equipo.


La sorpresa grata del día fue contemplar en plena forma a Bruno Sundov, el gigantón croata (2,20, ex celtic), hizo valer su envergadura cerca de la cesta para anotar 14 puntos y coger 7 rebotes, una bonita manera de empezar a ganarse un contrato de más larga duración que suceda al vínculo laboral de un mes que de momento le ha traído a la capital del Turia.


En Valencia están de suerte porque pueden tener algo parecido a unas torres gemelas. Al buen hacer de Sundov, se agregó el del pívot ucraniano Serhy Lishchuck, al que tampoco le falta ni altura (2’10), ni clase. ‘Chuck’ decidió imitar a su tocayo Morris y repartió ‘caricias’ de todos los colores para los contendientes vitorianos: 5 canastas de 2, 2 triples y 4 rebotes. Así hasta sumar 19 de valoración, pero en seis minutos menos (19), que su colega gigante de Split.


Ese poderío interior (volvemos a la orfandad por Splitter) y la clase de Di Colo, autor de 12 de los 14 últimos puntos taronja, canasta en escorzo de última hora incluida, definieron la suerte de un encuentro en el que también brilló Fernando San Emeterio. San Eme juega con la abnegación de un militar enfadado y el acierto de un talento en madurez. Sus cifras (12 puntos, 11 rebotes y 2 asistencias) hablan de un jugador qe ha venido para quedarse en la élite. A sus 26 años (sólo uno menos que Suárez), los galones de jefe en mando de Vitoria le pertenecen.


Es justa y necesaria la devoción que siente por su juego la parroquia vitoriana (la final que se marcó el alero cántabro esta primavera perdurará durante tiempo en la memoria colectiva de los aficionados). También lo es la simpatía por Teletovic (14 puntos y 8 rebotes), que falló el triple que podía haber dado la victoria a los suyos, sí. Pero al que no le faltó ni valentía ni coraje para emprender la ímproba tarea de hacer lo suyo y lo de Tiago…Sea como fuere, el baloncesto es magia porque siempre ofrece una muesca de emoción y sorpresa.


Acomódense, es sábado de basket. A las 18.00 nos fascinaremos con el concurso de mates y de triples. Una hora después, el baloncesto español (y el europeo), empezará a conocer quién es su campeón de campeones…