El éxito de los Gasol o la fuerza del vínculo entre unos hermanos

Hermanos_Gasol_1 Artículo de Pedro Fernaud Quintana. Hay una parte del oficio del periodista que tiene mucho que ver con los datos. Los números dicen que el Equipo del Oeste ganó 163-158 al Equipo del Este en el Partido de las Estrellas disputado en el Madison el pasado domingo.

Los mismos gélidos números, importados tal vez de un lugar como Islandia, dicen que Westbrook, el base de los Oklahoma City Thunder, sumó 41 puntos en 26 minutos. Una exhibición de puntería (5 de 9 en triples) que sin embargo no pudo igualar la plusmarca de 42 puntos que encestó Chamberlain en el All Star de 1962. Para algunas cosas, la NBA sigue siendo clasista (por qué si no iban a ser Nicholson y Spike Lee partes indisolubles de su emblema como marca global).

Pensando así, no está mal que el tipo que se jactaba de haber compartido lecho con 20.000 mujeres conserve su corona anotadora en el All Star. Justicia poética, lo llamaría mi amigo Davide. En este artículo no vamos a hablar del partido en sí. Como suele ser habitual, fue una espléndida colección de acrobacias, protagonizadas por los jugones del momento. A ese respecto, aquí tenéis un resumen de la primera parte del evento, con algunas de sus mejores jugadas:

Lo que nos interesa de verdad de este partido, seamos honestos, es el enfrentamiento entre los hermanos Gasol. Echando un ojo rápido a los titulares de prensa queda claro el significado que tuvo el partido para ellos (y, en cierta medida, para todos los que amamos el baloncesto en nuestro país). “El salto inicial es una foto para tener en casa”. “Ha sido un partido especial…Es el primero en el que ha venido mi hija”.

“Ha sido una experiencia muy buena para toda la familia y ahora hay que centrarse en casa. Ojalá nos podamos ver en la final”. “Lo hemos pasado muy bien, esto ha superado el mejor de nuestros sueños”. Los números, importados tal vez de Islandia, ese país donde se mezclan los desiertos, las montañas y los glaciares, dicen que Pablo (Pau) firmó el partido con 10 puntos y 12 rebotes. Mientras que Marco (Marc) lo hizo con 6 puntos y 10 rebotes.

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En lo que ambos empataron es en las 2 asistencias. Una señal secreta de camaradería, un vínculo secreto de generosidad que los hermana. Y esa cualidad me hizo pensar en las atmósferas de posibilidad y alegría que mi hermano Javi y yo hemos mamado desde pequeños en casa.

Algo que, de alguna manera, se nos ha quedado grabado en el inconsciente personal (padres son padres, que diría mi amigo Charlie Sánchez Blas). Al menos así lo veo en mi hermano Javi, que lo mismo un día me viene a recoger en coche de un largo viaje por Argentina que otro me acompaña a un recital poético o que no tiene reparos en echarme varios cables en la búsqueda de trabajo.

Supongo que por eso nos gusta tanto el basket. Porque, parafraseando a Javier Marías, “es la recuperación semanal de la infancia”. Y uno se alegra del éxito de los Gasol porque, por encima de otras consideraciones, es la meta volante feliz de aquellos hermanos que “guerreaban” en la canasta de su abuela.

El domingo, los capos de nuestra selección de basket fueron protagonistas de la gran cita del basket mundial. Y lo fueron gracias al trabajo previo a esta gran cita; un trabajo hecho de esfuerzo, dedicación, compañerismo, atrevimiento y una exigencia que se edifica en los logros de sus compañeros.

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Gracias, Brothers.

 

Fuentes de foto: nbadestiny.com, www.gannett-cdn.com y a.espncdn.com.