Tobogán blanco

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La segunda cita de la gran final nos dejó otra batalla épica entre los dos colosos del baloncesto español, en un Palacio de los Deportes lleno hasta la bandera (más de 12.000 espectadores) y engalanado para la ocasión. 40 minutos sin tregua esperaban a los presentes, con dos gigantes enzarzados en un duelo taquicárdico.

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Tobogán blanco

Juan Luis Barbero

12.mayo.2012

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El avión de Alaska ataca el aro merengue. Fuente de foto: acb.com

Los que venimos siguiendo al Madrid de Pablo Laso este curso conocemos esa acusada volatilidad que el equipo arrastra desde su confección la temporada pasada. Inmadurez del roster, rotación mal enfocada desde el banquillo, debilidad inherente a un estilo de juego alegre… muchas son las causas que se han buscado para explicar esa tendencia a provocar y encajar parciales con pasmosa facilidad, pero una cosa es clara: el Real Madrid necesita ganar varias veces el mismo partido, para acabar saliendo victorioso.

Gracias a una gran defensa (con Rudy negando a Navarro la recepción del balón, excelente trabajo del mallorquín) y a un ataque sorprendentemente inclinado hacia el juego interior (indómito Felipe, humillando por dentro a un Lorbek que abandonaría el partido por un golpe en la cabeza), la tropa de Pablo Laso edificó una interesante ventaja de 36-26, transcurridos los dos primeros cuartos. Sin Mirotic (desquiciado), Carroll o Llull (desaparecidos), la entrada del Chacho en el segundo cuarto ordenó la ofensiva merengue, con Reyes y Darden ejecutando sus pases.

 

Tras la vuelta de vestuarios, primer paso del Madrid por su tobogán particular. Incapaz de resolver el enigma de la zona 2-3 dispuesta por Xavi Pascual (impotencia que sorprende sobremanera en un equipo con los tremendos recursos ofensivos exteriores del blanco), el ataque blanco gripaba por momentos, y la dupla Oleson-Navarro olfateó la sangre. Parcial de 0-11 para los blaugranas, con el cañonero de Alaska tirando de piernas para culminar sus poderosas penetraciones. Vuelta a empezar.

 

La respuesta del Madrid al desafío resultaría portentosa, a la altura de una escuadra candidata a todo. Vuelta al plan inicial: balones a la pintura para que Felipe y Begic ejercieran de arietes contra los gólems culés (el bisoño Todorovic entre ellos, con Lorbek ya camino de la clínica). Y los parciales a favor volvían a producirse, hasta llegar al 55-46 del final del tercer cuarto. Partido encarrilado, aparentemente…

 

Porque en el último cuarto las dificultades a la hora de atacar la defensa del Barcelona Regal volverían a escena, con los bases blancos coleccionando pésimas decisiones. El gladiador Reyes y un Mirotic desaparecido hasta entonces tratarían de arreglar el desaguisado, ante las peligrosas acometidas de Juan Carlos Navarro (19 puntos y 5 asistencias en el cómputo global del escolta de Sant Feliu). El triplazo del MVP de la liga regular, con la mano de Wallace encima, colocaba al conjunto local 71-67 arriba, pero la asombrosa respuesta del power-forward americano devolvía la batalla al filo de la navaja (triple y adicional fallado, 71-70).

 

Los nervios de Llull a la hora de manejar la posesión decisiva serían una losa letal para el equipo de Pablo Laso: pérdida de balón del playmaker de Mahón y tiros libres para un infalible Oleson (14 puntos totales). 72-71. Los intentos postreros de Sergio Rodríguez (con la pelota naranja bailando maquiavélicamente sobre el aro) y Carroll no encontrarían la red. Victoria para el Barca, que roba el factor cancha al líder de la fase regular, aprovechando las frecuentes visitas a su tobogán particular.
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