Trece retratos para honrar el trabajo bien hecho

En el reciente Mundial femenino de la República Checa, España se proclamó medalla de bronce tras ganar 7 de los 9 encuentros que disputó. Las seleccionadas de JI Hernández ganaron con holgura a Mali, Corea, Brasil, Japón y la República Checa (subcampeona universal a la postre) en las dos primeras fases. Y luego mostraron temple competitivo y carácter ganador en los dos encuentros clave de la competición: primero, en cuartos, contra Francia, y como guinda, en la lucha por la medalla de bronce, frente a Bielorrusia. En este artículo trazamos un retrato breve pero cautivado de las doce principales actrices de esta gesta y del tipo que las guió desde el banquillo.

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Trece retratos para honrar el trabajo bien hecho

Pedro Fernaud

13.octubre.2010

 

Laia Palau (Barcelona, 1979). Hace no tanto, a finales de 2006, el nombre de Laia figuró en la lista de aspirantes a la distinción de mejor jugadora FIBA. Semejante detalle habla de calidad de esta versátil jugadora, que puede competir con garantías en la posición de base y escolta. No ha sido la competición más brillante de la barcelonesa, pero aún así aprovechó su situación de base titular para imprimir al juego orden, descaro y ese punto de resolutividad que han agrandado su figura allende nuestras fronteras.

Como dice Amaya Valdemoro, “Laia es una grandísima jugadora que cada año mejora. Tiene mucho más nombre fuera de España que dentro”. Para el aficionado medio, siempre será esa chica que no fallaba los tiros importantes (ahora un tiro libre, antes un triple) en los grandes campeonatos. También la emigrante que mejoró el nombre de nuestro baloncesto en Francia durante dos años. También uno de los estandartes del exitoso Ros Casares valenciano, del que es una de sus referencias desde 2006.

Nuria ‘Elegancia’ Martínez (Mataró, Barcelona, 1984). Cada equipo contiene un jugador especial que despierta la expectación del televidente. En el caso de España, esa jugadora es Nuria Martínez. Nuria se ha ganado la atención de los especialistas por su juego fresco y directo, que ha perfeccionado durante su periplo en la WNBA, donde ha al final de este año ha jugado con las Minesota Lynx. La experiencia no le ha deparado muchos minutos, pero sí le ha acostumbrado a la dinámica fulgurante de las yankees.

Sea como fuere, la progresión en los últimos años de esta jugadora ha sido más que notable. Acaba de fichar por el Ros Casares después de afinar su juega en la Lega italiana, donde este pasado curso promedió 12’3 puntos y 2’3 asistencias por encuentro en el Bracco Geas Sesto San Giovanni. Durante el Mundial, funcionó como revulsivo, por ejemplo frente a las checas y como perfecta directora de la segunda unidad, que dirigió con la efervescencia propia de las talentosas que empujan para hacer mejor su destino. Entretanto, las cámaras, como sucedió en los JJOO con Tamara Abalde, no podían dejar de mirarla, por su elegancia para desplazarse por la pista y por su belleza desenfadada; será el magnetismo del mundo interior de las ojeras más interesantes.

Elisa Aguilar (Madrid, 1974). Durante casi una década (2002-2010), Elisa ha sido el guante en la dirección del Ros Casares, desde este curso lo es del Rivas Ecópolis, en el que coincide con jugadoras del talento de Amaya Valdemoro, Dewanna Bonner, Anna Cruz, Laura Nichols o Tamara Abalde. Su papel durante el campeonato fue clave como termómetro emocional y competitivo del equipo. No jugó mucho, pero cuando lo hizo imprimió al equipo las dosis justas de experiencia, triples y lectura de juego…No por casualidad acumula el mayor número de internacionalidades del plantel actual.

Amaya Valdemoro (Alcobendas, 1976). La reina. El corazón. La líder. El alma. Los puntos de este equipo. Esa rara excepción de jugadora en la que confluyen talento y trabajo, estadísticas e intangibles, confianza y exigencia. Así es Amaya, a la que estos días hemos tenido el lujo de leer en periódicos como Marca o El País. Después de una temporada lastrada por una lesión en uno de los gemelos, Valdemoro ha ofrecido su mejor versión en un campeonato en el que siempre dio la cara en los momentos más comprometidos. Anota de larga distancia pero tiene una valentía (y técnica) especial para entrar a canasta, potenciada por su espectacular cambio de ritmo. Y en defensa se aplica como una jornalera para robar un cerro balones en la primera línea de pase.

Para la memoria colectiva, perdurarán sus actuaciones frente a la República Checa, Francia (sin ella en el equipo hubiese sido imposible ganar aquel partido) o Bielorrusia, por hablar sólo de los partidos más determinantes. El valor de su campeonato se inscribe también en su cuarta posición como máxima anotadora del campeonato (17.7 puntos por encuentro) y su nominación al quinteto ideal del campeonato.

Su objetivo es llegar en primera línea de fuego a los JJOO de Londres, pero no necesariamente para retirarse entonces. Entretanto, seguiremos disfrutando de su talento en el Rivas Ecópolis, con el que se estrena temporada y con el que “quiere echar raíces” en su Madrid natal, después de haber incrementado su arte (y cuenta corriente) en Estados Unidos, Rusia, Brasil y los equipos punteros de nuestra liga, como el Salamanca Halcón Viajes o el Ros Casares.

Anna Cruz (Barcelona, 1986). La especialista. Desde que la humanidad empezara a practicar el noble arte de la vida sedentaria, siempre hubo distribución del trabajo, con una asignación de roles cada vez más sofisticada y delimitada conforme discurría el curso del tiempo. El paradigma, si hablamos de series televisivas, era ‘El Equipo A’. Anibal era el cerebro. M.A, la fuerza bruta. Fénix, el ligón impenitente. Murdoc, el loco lúcido. Una combinación de personalidades que funcionaban para, por un lado, sobrevivir a la injusticia de una persecución federal errada, y, por otro, ayudar a los particulares en apuros que contrataban sus servicios.

En cierto modo, Anna Cruz es una representante del espíritu ‘samurai’, cuyo significado esencial era el de servicio a la comunidad a través del despliegue de cualidades como valentía, disciplina, honor y búsqueda del bien común. Objetivo que sólo se podía alcanzar a través de cantidades importantes de lucha, trabajo diario y concentración.

Igual que la labor de Anna, la especialista de nuestra selección para neutralizar o minimizar los destrozos de la estrella del rival de turno. Misión en la que la jugadora del Rivas Ecópolis ha sobresalido en este campeonato por sus desplazamientos laterales, conocimiento del juego y concentración. También por la agresividad apropiada para concretar con acierto la faena. En ataque cumplió. En la vida, la mayoría somos un poco Anna Cruz, a falta de talentos especiales nos toca ponernos el mono de currantes para sacar las cosas adelantes. Claro que no siempre nos salen trabajos tan apañados como los de Cruz.

Marta Fernández (Barcelona, 1981). No ha sido el campeonato más sobresaliente para Marta, acostumbrada a desempeñar un papel más protagónico en el combinado nacional, pero volvía a la selección tras un tiempo de ausencia y las nuevas generaciones empujan fuerte y ahora toca un reparto más matizado de minutos. No obstante, la señorita Fernández sigue siendo uno de los iconos de este deporte en nuestro país. Su aportación fue capital en más de un encuentro.

Lo mismo te emboca un triple improbable que entra a canasta con la elegancia de unas zancadas tan ajenas a lo convencional como eficaces. Así es Marta, un lujo de reserva para la posición de escolta, donde optimiza la explosividad de sus piernas (ya sabéis que es la hermana de Rudy) y el instinto ganador de las mejores, como han tenido ocasión de disfrutar en las últimas temporadas en Polonia (con el Wiswa de Cracovia) y en la WNBA (con Los Angeles Sparks). Esta temporada la escolta barcelonesa vuelve a casa y jugará con el Ros Casares.

Alba Torrens (Binssalem, Mallorca, 1989). La joya de la corona de nuestro baloncesto. Deseada por la WNBA, internacional en todas las categorías inferiores desde la categoría de cadete, la jugadora del Perfumerías Avenida de Salamanca ha cuajado un mundial irregular pero repleto de destellos. Irregular si lo comparamos con la fantástica trayectoria que la precedía, pero muy bueno si consideramos su edad y la entidad de las jugadoras con las que compartía relevos en la posición de escolta y alero donde se ha desenvuelto.

Algunas de las jugadas más espectaculares y de las rachas de acierto más estimables del equipo han corrido de su cuenta. Su facilidad para tirar con garantías y su clase para encontrar caminos más directos a canasta precisan tan sólo de una mejora física para seguir incrementándose. Por lo demás, estamos ante una de las jugadoras más completas de la selección, que crece año a año. Los 19 puntos que se marcó en el partido final ante Bielorrusia (17 en la primera mitad) dan una buena idea de su proyección.

Sancho Lyttle (Kingstown, San Vicente y Granadinas, 1983). La sensación del campeonato para España. Con permiso de Amaya, claro, que también estuvo súper. En su caso, el factor de la novedad y su juego dominante en la pintura han otorgado un salto de calidad formidable a nuestra selección. Ha sido la segunda máxima anotadora del mundial, con una media de 18,4 puntos por velada, sólo superada por la japonesa Yuko Oga, que promedió 19,1 por encuentro.

El juego de Sancho, tímida fuera de la pista, voraz en la pintura, ha resultado productivo a la manera en la que por ejemplo lo ha sido, por cantidad y calidad, el trabajo de Mario Vargas Llosa para la literatura. Anotó con profusión (espectacular en los seis primeros partidos y en la consecución de la medalla ante Bielorrusa). Y también se dio maña en el capítulo reboteador. Es difícil encontrar una jugadora en la que confluyan tantas cualidades físicas y técnicas. Ella dice que no sabe a que se hubiera dedicado de no tener el baloncesto en su vida.

Por suerte, es una pregunta que no necesitará responder en los próximos años. Por de pronto, ya guió el otro día al Perfumerías Avenida a la obtención de la Supercopa. Ahora disfrutará de unas merecidas minivacaciones (que no tuvo este verano al hacer la transición entre WNBA y mundial de manera directa). Sea como fuere, la buena noticia es que hay Sancho en la selección para rato. No en vano, estamos hablando de una ‘recién llegada’ que luce zapatillas con los colores de la enseña nacional. Ya lo dice el refrán, “uno no es de donde nace, sino de donde pace…”. Bienhallada, jugona.

Laura Nichols González (Santander, 1989). Hace un año, cuando en la web de la federación de baloncesto le pidieron a Nicholls una definición sobre si misma, no dudó: “Soy una jugadora dura, nunca doy un balón por perdido”. A fe que ha hecho honor a esa declaración de carácter en este campeonato, donde ha exprimido los minutos que tenía como cuarta mujer alta en la rotación de pivots formulada por JI Hernández. La mejor cualidad de esta ala-pivot es su energía y combatividad. Va a por los balones como quien persigue la salvación eterna.

Ese instinto para el rebote y la defensa le ha dado el plus de solidez a la selección que precisaba este grupo. Ahora bien, a veces esa efervescencia le hace jugar pasada de vueltas. Si logra domar su ansiedad, está llamada a seguir subiendo escalones como una de nuestras jugadoras interioras de mayor proyección. Sea como fuere, Rafa Delgado, nuestro brillante ilustrador, ha acertado al caricaturizarla con una expresión oriental, que da buena cuenta de su combinación de temple y fiereza, propios de disciplinas como el judo o el kárate, para explicar el carácter indomable de esta guerrera.

Cindy Lima (Barcelona, 1981). Cindy es la Angelina Jolie del baloncesto. Talentosa, atractiva y dotada con un magnetismo especial para el triunfo. Para esta temporada, ha fichado con el Ros Casares valenciano, donde podrá seguir exhibiendo su habilidad reboteadora y capacidad defensiva. Por no hablar de su calidad en el poste bajo. La biografía de esta pívot de 1’96 da para rodar una película, empeño que en un momento dado ella misma podría asumir, puesto que es licenciada en Realización de Cine. Su padre es angoleño y su madre cubana. Y supongo tampoco te sorprenderá saber que en su momento dejó el baloncesto para ganarse la vida como modelo profesional en París.

Para hay pasiones a las que no se puede renunciar tan fácilmente. Por eso Cindy volvió al baloncesto, que dice que para ella es “adictivo”. En este deporte hace destacar sus centímetros y carácter competitivo, que han sido claves en la defensa española durante este campeonato. La irrupción de Lyttle le ha restado protagonismo ofensivo. Pero aún así su aportación ha sido fundamental en varios tramos del mismo. Por ejemplo en los minutos de la prórroga ante Francia, en cuartos, donde se convirtió en una fuente de anotación definitiva. El caso es que pocas jugadoras resuelven con  tanta prestancia como ella en el poste. Larga vida a la fuerza del mestizaje de nuestro baloncesto.

Anna Montañana (Alboraya, Valencia, 1980). Una vez más Anna ha demostrado que es una pasadora de primera categoría. Asimismo, su tiro de media y larga distancia unido a su inteligencia táctica son cualidades que la convierten en una jugadora singularmente valiosa. En el equipo masculino, su alter ego podría ser el Jorge Garbajosa de los mejores tiempos.

Aparte de figurar entre las mejores asistentes del campeonato, Anna ha refrendado su condición de líder de este grupo, anotando en los momentos más comprometidos y haciendo mejores a sus compañeras. Además, su inteligencia para neutralizar líneas de pase han sido capitales para que España rubricara esta hazaña histórica. Ahora seguirá ofreciéndonos su magisterio en su nuevo club: el Perfumerías Avenida salmantino.

Lucila Pascua (Barcelona, 1983). La jugadora del Mann Filter Zaragoza no ha disfrutado de apenas minutos en este mundial, pero cuando los ha tenido ha dejado importantes cotas de entrega y acierto. Lleva media vida en la selección y la llegada de Lyttle la empujará a seguir progresando en diversas facetas de su juego. Sea como fuere, su actitud constructiva ha sido un aliento clave en el grupo. No es fácil ser la duodécima jugadora en la rotación y ella lo ha llevado con aplomo y actitud.

José Ignacio Hernández. El nuevo seleccionador se ha estrenado en el cargo con un éxito de primera magnitud, que confirma el buen trabajo que en su momento hizo en el Perfumerías Avenida y ahora en el Wiswa de Cracovia. Gracias a los micrófonos televisivos, hemos sabido de la campechanía, lucidez y acierto de sus indicaciones: mensajes claros y matizados en función de la realidad del juego. Ha sabido sacar lo mejor de sus jugadoras, con una política de rotaciones administrada con criterio y lucidez, que también ha mostrado en las decisiones tácticas, tan importantes a este nivel de juego. Como sucede con Vicente del Bosque, es salmantino, y hace gala de ella. Allí el baloncesto femenino es una religión. Esperemos que este ‘sacerdote’ de los banquillos la siga haciendo crecer en próximos eventos con su trabajo en el combinado nacional.