Un corazón nuevo para la liga

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El Caja Laboral pegó un portazo en las narices de los cartesianos del mundo de baloncesto. O lo que es lo mismo: le pegó un corte de mangas a la lógica. La lógica, que se vuelve más tajante cuando, como es el caso, las estadísticas avalan su parecer, decía que el Barça iba a ganar el primer partido de la final ACB de este año. ¿Motivos? Ahí van tres contundentes: el equipo blaugrana llevaba sin perder en su cancha (en ACB) desde enero de 2009, permanecía invicto en estos play-off y este curso habían ganado todos los enfrentamientos que le habían enfrentado al Caja Laboral. Pero toda esa argumentación se disolvió este jueves. Los baskonistas imitaron a los aztecas (luego explicaremos por qué) y le arrancaron el corazón a los locales. Ejecutando la faena, su cuarteto mágico de chamanes : Splitter, Teletovic, Huertas y San Emeterio. Los cuatro con 10 o más puntos, los cuatro con 12 o más de valoración. Enfrente, un Barça desdibujado pagó caro su plácido parón de 9 días tras eliminar con claridad al Unicaja.

 

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Un corazón nuevo para la liga

Pedro Fernaud

 

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Cuenta la leyenda (y los antropólogos, por decirlo todo) que el pueblo azteca tenía una importante tendencia a autoinmolarse. La motivación de este deje suicida era complacer a sus dioses, que valoraban, por encima de cualquier otro presente, el corazón batiente de un humano recién sacrificado. Algunos siglos después, Freud nos explicó que detrás de esta patológica fijación por la muerte se entremezclaban amor y agresividad.

 

Los dioses aztecas se bebían el corazón de sus víctimas. Ese corazón era fuente suprema de energía y contribuía a que el ciclo de la vida siguiese funcionando con normalidad. Quien sabe si inspirados en esa máxima, los jugadores del Caja Laboral le robaron este viernes el corazón a sus homólogos blaugranas y luego se lo comieron. Ñam.

 

De este modo, este inesperado sacrificio ha revitalizado la liga, que ahora se pregunta si le tocará renovar el corazón de su dueño (recuerden que el Barça es el actual campeón de la liga y todo hacía presagiar que este curso el baloncesto nacional iba a seguir siendo monoteísta, teñido de blaugrana, que van camino de la hazaña: sumar cinco títulos en un mismo curso). Pero visto lo visto, vamos a presenciar una batalla de aúpa en estas finales entre el campeón de Europa y el equipo del MVP de la liga regular.

 

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El Caja Laboral toma ventaja en una final que se

promete apasionante. Fuente: acb.com

 

El caso es que el encuentro empezó a un ritmo de vértigo. El Caja Laboral salió con el cuchillo entre los dientes y descosió rápido el partido (0-12). Lo hizo amparado, entre otras cosas, en las lujosas prestaciones de Splitter en la pintura. En línea con esa tendencia, seguía gobernando el partido 22-34 mediado el segundo periodo.

 

Pero de repente el Barça se puso en modo trituradora y por un momento pareció un colonizador dotado con medios demasiado sofisticados como para que los insurgentes baskonistas pudieran aguantar el tirón. Esta peli ya la he visto, pensaba más de uno. El Barça encadenaba unos minutos sublimes, volteaba el marcador y metía la directa.

 

Los locales llegaron a gobernar el marcador (48-41) en el ecuador del tercer periodo. Sin estar súper, Navarro producía con velocidad y acierto (17 puntos) y encontraba en ‘Bonifacio’ Ndong un socio respetable (12 puntos para el pívot senegalés).

 

Pero el Caja Labora de este jueves tenía garra, camuflaje y velocidad para sobrevivir a cualquier adversidad. Entró en escena Pau Ribas, se puso en modo pegamento defensivo, y minimizó los destrozos de Navarro. Entretanto, Splitter sacó las alas y ofreció unas cuantas lecciones maestras de cómo sincronizar piernas y brazos en el noble arte de anotar de espaldas al aro.

 

Además, Fernando San Emeterio se empeñó en actualizar su fama como ‘El penetrador’ (apodo cortesía de Carlos Sánchez Blas), Teletovic afinó su mirilla de larga distancia en el ‘rush’ final del encuentro y Huertas demostró una vez más que se duplica cuando llegan los momentos decisivos de un partido.

 

Demasiado empuje pues para un Barça que ayer tuvo a demasiados jugadores desenchufados, con Ricky Rubio (0 asistencias, 1 de 5 en triples, 0 de 3 en tiros, -6 de valoración) a la cabeza de la rendición. Tanto descanso ha sido mal digerido para los blaugrana. En momentos así, uno se acuerdo del maestro Punset y su teoría de que para minimizar el envejecimiento (y mejorar el rendimiento vital) la mejor receta es el movimiento continuo, es decir el trabajo, pensamiento, amor y ejercicio cotidiano.

 

Sea como fuere, ayer asistimos a una reconciliación largamente esperada. La señorita Emoción volvió a recibir en su alcoba a la ACB. Y Fernando San Emeterio le hizo una propuesta difícil de rechazar. Y es que el escolta cantabro, voz cavernosa, barba y mandíbula del cro-magnon, quiere un corazón nuevo para la liga. En su noble intento, ayer reboteó como un pívot (9 capturas), pensó como un entrenador y anotó como un gladiador (4 de 6 en tiros de 2 para totalizar 10 puntos).

 

Su actuación y la de sus compañeros ha devuelto la adrenalina a la liga, que, por primera vez en muchos meses, empieza a plantearse que quizá dentro de una semana puede tener un corazón nuevo. Amor y agresividad en pos del triunfo, un instinto cien por cien característico de Ivanovic. A buen seguro que ‘el hechicero serbio’ está sonriendo ahora, paladeando la posibilidad de devolverle la incertidumbre (y grandeza) a un dios llamado ACB.