Un halo de esperanza

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Curtis Borchard es lo más parecido que hay a un rascacielos de época en la liga ACB: magnífico, elegante y vulnerable. Poco a poco, el quebradizo pivot estadounidense ensambla pas piezas hacer valer su categoría, y eso que disfruta el Blancos de Rueda. El equipo pucelano, todavía último de la competición, está a tiempo de conservar la categoría. Con partidos como el que protagonizó este domingo ante el Lucentum (69-57) todo es posible. Jorge Álvarez compone una estupenda pieza narrativa (cargada de ritmo, conocimiento y humor) para desglosar las claves del encuentro. Completa la faena Marcos Sánchez González, que hace de la captación del instante un ejercicio de brillantez. 

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Un halo de esperanza

Jorge Álvarez

5.marzo.2012

 

Tras un partido de muchas imprecisiones, el Blancos de Rueda se  anota su quinta victoria de la temporada ante un desangelado Lucentum de Alicante. En Pucela todavía se sueña con la salvación.


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¡Al fin llego la victoria! Autor de la foto: Marcos Sánchez González (para fiebrebaloncesto.com) 



El pabellón Pisuerga no registró una entrada tan espectacular como la del último partido en casa. Sin embargo, los espectadores que acudieron al encuentro esperanzados por la buena imagen del equipo en Vitoria, regresaron a sus casas, por fin, con una sonrisa en la boca. Poco importó el enésimo (y no creo que último) vaivén de la plantilla protagonizado por Touré. El francés decidió abandonar el equipo ante el retraso en el pago de sus nóminas y se incorporó Arteaga, una joven perla madridista de 19 años y 2,10m. Con 10 jugadores en plantilla de los que sólo jugaron 9, el Blancos de Rueda se bastó para doblegar a un Lucentum que trata de recuperar el ritmo de juego de principios de temporada, con la reincorporación de sus lesionados.

El comienzo del choque fue un claro ejemplo de lo que sería casi todo el encuentro. Sin anotación hasta los 2’ de partido, las continuas imprecisiones y los tiros precipitados sólo fueron cortados por un acertado Rautins, quien de 3 en 3 comenzó a castigar la defensa pucelana. Además, el equipo local se perdía en guerra de guerrillas en ataque y cada jugador parecía actuar por su cuenta y riesgo. A pesar de ello, el Blancos de Rueda aguantaba el tirón apoyado en un colosal Borchardt, amo y señor de los tableros durante todo el partido, cuyos rebotes permitían segundas oportunidades de tiro a sus compañeros.

Txus Vidorreta decidió dar entrada a Lamont Barnes para frenar a Borchardt,  y el público lo recibió con una soberana bronca. En Pucela no se olvidá que el año pasado protagonizó una espantada similar a la que acaba de realizar Touré este año, pero con peores formas.

 

 

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Barnes recibido con pitos en su vuelta al «Pisuerga». Marcos Sánchez González (para fiebrebaloncesto.com)


Como si jugaran al ajedrez, Roberto González decidió entonces dar descanso al pivot estadounidense y fue Hernández Sonseca el encargado de mantener el tono del equipo local bajo el aro. Pero si bien el cambio de defensa en los bloqueos permitió a los morados frenar los tiros desde la línea de tres del Lucentum, el equipo se resintió sin el poder de Borchardt. Ivanov y Barnes comenzaron a anotar, permitiendo a los alicantinos alcanzar una máxima ventaja de 10 puntos que sólo la casta de Diego García permitió dejar en 4 puntos al final de los 2 primeros cuartos.

El tercer cuarto fue un calco de los dos anteriores. Muchas imprecisiones, errores en los tiros (15 pérdidas del Blancos de Rueda por 12 del Lucentum al final del partido) y sólo la aparición de Robinson, con dos triples en este cuarto, permitía al equipo local mantenerse en el partido, ante la nueva batería de triples logrados por el Lucentum.

Y en el último cuarto todo cambió. El Blancos de Rueda se aplicó en defensa, cerrando de nuevo la puerta de los triples a los alicantinos, con una defensa intensa y agresiva de anticipación que desorientó por completo al equipo alicantino.


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Rafa Luz pide a gritos algo a sus compañeros, pero no escuchaban, o no le entendían. Marcos Sánchez González (para fiebrebaloncesto.com)


Borchardt se convirtió en un coloso, no sólo reboteando y taponando, sino también anotando. Secundando el esfuerzo del gigante americano, Robinson continuaba machacando el aro visitante mientras Diego García entraba por el medio de la zona como cuchillo en mantequilla.


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En una misma jugada, Robinson con una brecha en el pómulo y Borchardt sangrando por la nariz ¡Esta vez, por «poca» sangre no va a ser! Marcos Sánchez González (para fiebrebaloncesto.com)


Txus Vidorreta trató de taponar la sangría dando entrada a Ivanov. Pero tampoco a base de kilos pudo parar a Borchardt. Además, el resto del equipo estaba desatado. Alentado por un público que ya tenía ganas de disfrutar y cantar una victoria, todos los jugadores aportaban, ya fuera en defensa o en ataque.

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Ivanov, esta vez salvo dos mates, poco más. Cómo parar a un MVP «by Nacho Martín». Marcos Sánchez González (para fiebrebaloncesto.com)

 

Los minutos finales fueron una fiesta. Parcial demoledor de 27-11 que dejó la ventaja local final en unos engañosos 12 puntos. Pero por fin se vio una sonrisa en la grada y un rayo de esperanza se coló hasta el parquet iluminando a Curtis Borchardt. Discutido a su llegada, a medida que va cogiendo el tono físico (qué bien le ha sentado el parón de la copa), se va convirtiendo en el jugador determinante que fue. Terminó con 15 rebotes, 10 puntos y un tapón. En torno a él, con la aportación de otros jugadores clave como Robinson y el gran trabajo del resto del equipo, se pueden reconstruir las esperanzas de mantener la categoría. Aunque como decía Roberto González en rueda de prensa, cualquier nuevo jugador que pueda llegar a sumar y con las ganas de los que ahora mismo están, será más que bienvenido.

 



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